jueves, 5 de agosto de 2021

LO QUE OBSERVAMOS

 


 

Parece que en gran número, la gente tiene un desahogo emocional en las redes; algunas personas prefieren no ser parte de esa corriente porque sirve para desfogar la agresividad de un modo irreflexivo con insultos y expresiones viscerales que denotan un descontrol y miedo exacerbados.  Son tiempos de miedo para la humanidad, pero también para dar un giro a la forma de encarar la vida.

  

Hay una ceguera profunda en quienes manejan los hilos del poder en el sistema que se nos impone pues todo desemboca en el dinero. Si se ponen a analizar parece que no hay otro camino, según se predica, la única salida es poner todo el esfuerzo que nos queda  y trabajar “en lo que sea”,  para ganar plata y ser feliz. Y como los que dan trabajo son los dueños de todo, la dependencia del dinero y la creencia de que mientras más trabajes para ellos, algún día tendrás la suerte de ser un privilegiado como ellos y serás tan feliz ¿como ellos?  ¿Será verdad? Viven amurallados, a la defensiva y con miedo, por temor a que les arrebaten sus riquezas. No hay ni necesidad de decirlo, sólo hay que mirar alrededor y lo estamos constatando cada día.

 

A las generaciones que nos ha tocado vivir en el presente, como a otras en otros tiempos, nos ha sido dada la ocasión de ser testigos de la fragilidad del ser humano frente al poder de la naturaleza, realidad que hace trizas la arrogante idea de que hay que vencerla, cuando civilizaciones más sabias y conscientes de la grandeza de la vida que les rodeaba  la honraron y trataron de unirse a su ritmo y cobijarse en ella buscando protección.

 

A esta altura de la vida y en el nivel tan desigual y destructivo al que hemos llegado como humanidad, debe haber alguna posibilidad de corregir todo esto para, talvez, lograr sobrevivir a los desastres que observamos.

 

sábado, 12 de junio de 2021

LOS CAMBIOS NECESARIOS PARA EL SURGIMIENTO DE UNA NUEVA HUMANIDAD

 

LOS CAMBIOS NECESARIOS PARA UNA NUEVA HUMANIDAD

 

 Se habla de una nueva normalidad después de la pandemia, pero qué quieren decir con “nueva normalidad”, según se entiende, ¿es volver a lo mismo de antes del Covid 19?  Pero por lo que se ve, ya nada será igual después de lograr eliminar o debilitar al virus que está asolando al planeta.  No sólo porque no se sabe cuándo terminará la peste sino por las consecuencias desoladoras que va dejando tras de sí: el trauma de las muertes como en el caso de las guerras, la miseria sobre todo de la clase pobre por la desocupación que les impide ganarse la vida y los arrincona cada vez más, obligándoles a buscar salida en la criminalidad: el sicariato, el tráfico de drogas y de personas, o a huir de sus países buscando refugio en ciudades donde los rechazan o no logran llegar porque pierden la vida en ese viaje absurdo.

 Es difícil que personas carentes de una educación que no ha logrado valorarlos en forma positiva, puedan conseguir adaptarse a una sociedad tan hostil para ellos; sólo sería posible si hubiera una formación desde la infancia donde se pudiera eliminar el maltrato, el abuso en sus múltiples formas, la discriminación.  Únicamente cuando la sociedad haya logrado rescatar a los niños de aquel mundo inhóspito en el que crecen, se podrá decir que la sociedad está cambiando. ¿Cómo lograr esa reeducación? Qué gobierno estaría dispuesto a enfrentar el problema, tanto desde el ámbito educativo como desde la salud mental de la sociedad. La iniciativa debería partir desde el tipo de gobiernos que tenemos, casi sin excepción creen que con amenazas de represión y de cárceles van a suprimir la violencia creciente, pero la realidad nos muestra que  esos lugares de hacinamiento son escuelas para educar en la criminalidad.

 En cuanto al otro signo apocalíptico del hambre. ¿Qué sucede con la alimentación en el mundo?, especialmente en la región latinoamericana tanto como en los otros continentes.  Vemos que está en manos de las grandes corporaciones, el negocio de producir alimentos para distribuirlos en el mundo y obtener gigantescas ganancias, éstas, lógicamente, a costa de llenar los productos de químicos y substancias para que sobrevivan al tiempo y a las distancias que recorren hasta  llegar al consumidor. Siempre está el dinero y la ganancia en sus objetivos de beneficiar a las grandes empresas, cada vez más refinadas en las mañas para, mediante la propaganda  con la nueva tecnología incluso subliminal, alienar a la masa consumidora y alejarla, cada vez más, del origen natural de los alimentos y hacerles creer que sin sus productos manipulados la vida es imposible, cuando es totalmente lo contrario.

La invasión en el mercado latinoamericano de Nestle por ejemplo, empresa que últimamente ha aceptado que el 60 por ciento de sus productos no son sanos,  y de tantos otros que han encontrado su paraíso de ventas en un público alienado por la propaganda, han impuesto una industria transnacional en desmedro de las industrias nacionales que proveían de productos más frescos y mas sanos, cuya tendencia actual es exportarlos al exterior por resultar más lucrativo; lo mejor de la producción nacional la mandan afuera, en lugar de dar de comer y nutrir con mejor calidad a sus pobladores.  Tenemos que reconocer que el hambre y las injusticias son las principales razones por las cuales los sectores empobrecidos se están levantando al sentirse atrapados y sin esperanza.

 Cambiar este mundo injusto es apremiante, por otro en el que los derechos para vivir en condiciones humanas dignas, esté basado en una educación que vele por el bienestar y el equilibrio mental de las personas; un mundo que pueda nutrir a los seres humanos con alimentos sanos que tampoco provengan del maltrato a la tierra y a los animales, es el camino que los gobiernos conscientes deben tomar para organizar a la gente y buscar su apoyo en la producción y distribución de los alimentos para el consumo, ir al encuentro de una verdadera educación, y proteger en forma prioritaria la salud física y mental de  todos; campañas populares para la colaboración activa y constructiva, lejos de enredarla en las confusiones políticas, pues al igual que en tantas religiones, muchos partidos políticos forman sectas fanatizadas  que no hacen sino dividir a los pueblos en lugar de unirlos para construir la nueva sociedad.

 

 

jueves, 20 de mayo de 2021

EL PATRIARCADO Y SUS DERIVACIONES

 

El patriarcado y sus derivaciones

 

La visión patriarcal se proyecta en múltiples circunstancias de la vida humana, desde la familia, pasando por la educación, las relaciones de pareja, la política, las religiones del mundo.

 Todavía no se visibiliza en la conciencia de los seres humanos el peso nefasto de esta forma de concebir el mundo, reflejado en el sistema social y  en las normas que lo rigen, cimentados en el origen religioso del mandato patriarcal. Las revoluciones que han marcado etapas de la historia humana, no han profundizado en este punto cardinal perverso que reproduce estas concepciones basadas en el dominio por la fuerza de unos humanos sobre otros. Esta deformación ha contaminado las posibilidades de vivir en un planeta equilibrado que hubiera podido ser construido sobre una visión horizontal de los derechos y capacidades humanas, para impedir la división de la humanidad y la discriminación de unos en beneficio de otros.

 El denominado por Freud complejo de inferioridad se contrapone obviamente al de superioridad que en realidad encubre su contrario, lleva a ejercer a través de la educación y la difusión cultural, una competencia destructiva entre las personas, ha dividido a la humanidad, y en el caso de la pareja humana la ha convertido en una fuente de egoísmos mezquinos, de dependencias serviles y de feroces conflictos. La regla que se impone bajo esta deficiencia o tara social, el derecho del más fuerte y la dominación del otro, repercute en todos los ámbitos de la colectividad, y ha establecido enormes desigualdades y la exacerbación de la violencia y la irracionalidad.

La toma de conciencia sobre este punto neurálgico que involucra profundamente al tejido social, será el impulso vital para dar un giro trascendental a toda forma de convivencia entre los seres humanos.

 

 

lunes, 5 de abril de 2021

ESTAR EN EL MUNDO

 

 

                                      ESTAR EN EL MUNDO      

 

   Somos responsables como lo fue Mersault en la novela de Camus: un individuo pasivo que se dejó arrastrar por las circunstancias al asesinar al otro. Empujado por los prejuicios reaccionó de un modo mecánico sin darse cuenta de que esas sensaciones de agobio y de calor, no eran sino manifestaciones de una vida que pugnaba por salir de la confusión. Luchar contra esas sensaciones no significaba otra cosa que oponerse a la conciencia del cuerpo, y a la certeza de que estaba vivo y que tenía que probarlo en cada paso que daba.

 

(del libro Vigilia, Yvonne Zúñiga, K- OZ editorial, 2019)

domingo, 31 de enero de 2021

PAISES POBRES CON RECURSOS NATURALES CODICIADOS POR LOS RICOS

 

Países pobres con recursos naturales codiciados por los ricos

  Estamos quizás presenciando el final de un imperialismo y el comienzo de otro. Los sucesos recientes y los de los últimos años que salieron a la superficie con la última administración en el gobierno de los Estados Unidos, son claras muestras de la decadencia que ha sobrevenido en forma paulatina y se aceleró en los últimos años, y que en la actualidad quizás asistimos al desmoronamiento de un país cuyo sistema dominó buena parte del panorama mundial del siglo veinte. Si bien esta supremacía fue cuestionada en varias ocasiones y hubo focos de rebelión contra el capitalismo enarbolado por el estado norteamericano, nos preguntamos si es el fin de la hegemonía del país del Norte, al aparecer China como principal rival y el gran obstáculo para vencer las debilidades de aquella potencia que se encuentra en plena crisis desde muchos puntos de vista. Le queda el poder de las armas que es su fortaleza mayor, lo cual hace temer que ponga al mundo en peligro de una guerra total contra países como China y Rusia que también pueden mostrar su poderío letal en caso de agresión.

Todo imperialismo tiene por objetivo formas de colonización y la consigna de apoderarse de territorios y de recursos naturales, desde la antigüedad hasta nuestros días y China no es la excepción; aunque más sutil y solapada, su organización al igual que las hormiguitas,  es laboriosa e incansable hasta penetrar donde están los recursos, para obtenerlos y presionar a los países dispuestos a entregarlos con el fin de conseguir préstamos  con intereses usureros, condiciones impuestas a cambio, igual que en el caso de los otros prestamistas que provienen de  sociedades capitalistas.  

 Países pequeños como el Ecuador, pueden ser presa fácil para cualquier intención depredadora de gobiernos poderosos y en expansión capitalista.  Actualmente Ecuador decide en elecciones a un nuevo gobierno, un paso que oficialmente alinearía al país, aparentemente, en la izquierda o en la derecha política, pero eso está por verse, y sobre todo cual de los dieciséis candidatos estaría en capacidad para solucionar problemas como la pobreza, la desnutrición infantil, la contaminación ambiental, la falta de trabajo de la tierra cuya producción daría alimento suficiente a toda la población. El avance de la delincuencia y el narcotráfico que echan raíces en la ambición y apego al dinero, son consecuencias de una educación que no permite el razonamiento, la reflexión y contribuye a  atrofiar el sentido ético y la falta de conciencia sobre el respeto a la vida de los otros, sumado a esto,  la cultura del consumismo y de la violencia.

 Todas estas razones expuestas que originan injusticias y caos, pueden encontrar solución en una sociedad  bien organizada, de un modo pacífico y  activo, que busque verdaderamente la evolución y el bien de su población.

miércoles, 6 de enero de 2021

La Puerta. Narración

 

 

LA PUERTA

 

  

   Camas, lámparas y armarios esperaban ser vendidos entre otros objetos antiguos de la familia que ya desapareció. Las generaciones de abuelos y padres se perdieron en el pasado. Todas esas cosas y la gran cantidad de cuadros irían a parar en otras manos y en museos, su historia secreta dejó de pertenecernos. La cercanía del color en la paleta y no sólo eso sino también el olor de las pinturas, el movimiento del pincel y la magia de los cambios al juntar los colores y expandirlos sobre el lienzo para llenarlo de grises, rojos, blancos, azules grises, verdes grises. Toda esa actividad, la vida dinámica de  aquellas personas ha quedado atrás, invisible, ajena a todo lo que en adelante se pueda hacer con los objetos que les pertenecieron. Separé un poco la fila de cuadros que desde la infancia habían ido definiéndose ante mis ojos para mirarlos quizás por última vez. Cada uno de ellos tenía vida, sus habitantes pertenecían a ese mundo limitado por la extensión del lienzo pero que iba más allá, y eso precisamente era lo que podía intrigar a un observador al mirar el cuadro donde el hombre y el niño remaban en un mar irreal con gaviotas estáticas bajo un cielo gris azulado. Hacia dónde navegaban padre e hijo, unidas las manos sobre el remo, para darle más impulso a su pertinaz huida; escapaban de algún punto del planeta hacia un país imaginario, su mirada de refugiado se detenía en el horizonte incierto. Aunque los tonos eran crepusculares, no presagiaban tormenta. El niño interrogaba al padre y éste lo calmaba con su voz protectora:”Cuando salga la luna llegaremos a buen puerto, escucha la voz del mar: llegarán a buen puerto”,  el niño sentía el abrigo de sus palabras y cabalgaba con ellas encima de las olas como sobre el tiempo.

     Los antepasados parecían mirar desde las paredes que todavía nos daban abrigo y donde tal vez quedaban aún los ecos y las sombras de esas vidas. La ciudad y la existencia misma parecían más complejas, sentía la fugacidad del momento, quizás porque empezaba también a perderme al final del camino. ¿Qué podría encontrar más allá del recorrido de vida que me correspondía? El síntoma de esa meta cercana era el sentimiento de estar cargada de pasado, abrumada de vivencias fragmentadas por el tiempo. Creía, a veces, haber vivido demasiado, otras, me parecía tan corto y veloz el espacio de años transcurridos. A menudo me sobrevenía una sensación física del proceso de desgaste corporal, y la confirmación notoria de que el cuerpo no era indestructible como había creído en la juventud al pretender ignorar que con el paso del tiempo iría deteriorándome como una de tantas máquinas, como cualquier mueble o fotografía. El descubrimiento progresivo de la fragilidad de la piel y de los huesos, armazón destinado a desaparecer y en el que todos nos reconocemos cada día, se escurriría por donde vino hasta llegar al punto culminante donde comienzo y final volverían a fusionarse en ese paso hacia lo que sólo es posible imaginar pero sin duda ignoramos, la certeza de no saber nada sobre la otra cara de esta ruidosa vida.

   En la juventud más que en la niñez había perdido esa perspectiva, y pensaba que otros eran los que iban a irse y tal vez la muerte nunca me tocaría. Aquel temor escondido y vago en cada ser humano hace que muchos jóvenes detesten a los viejos por ser el espejo de su futuro.

   Seguí ordenando los cachivaches para venderlos. Un hombre de gorra amarilla se acercó y se puso a revisar los libros usados que yo había puesto en una caja de cartón. –Cuando era joven- dijo el hombre, hojeando las páginas -me bebía los libros, ahora poca gente lee, con la televisión, las películas y el internet uno se distrae mucho.

   -Creo que la tierra está girando más rápido -repetía la anciana apoyada en la puerta, contando los días que le restaban de vida, y el joven a su lado reía tapándose la boca.

   Sentada en la grada de piedra de la entrada donde me había puesto a vender libros y objetos usados, trataba de imaginar la vida de esos hombres, mujeres y niños que se detenían ante la puerta y hablaban de cualquier cosa. Esos rostros aparentemente fugaces permanecerían, se quedarían pegados a la memoria como algo que se añadiría a la vida; todos ellos entrarían a formar parte de la multitud de personas que se habían cruzado en mi camino aunque sea de un modo pasajero y que seguramente reaparecerán en algún sueño.

 (del libro "Vigilia", Yvonne Zúñiga, K-oz editorial, 2019)