sábado, 8 de enero de 2011

LOS TZÁNZICOS

Grupo de poetas que surgieron en los años 60, su consigna era romper esquemas culturales tradicionales y abrir los ámbitos literarios y artísticos, que hasta ese momento habían estado cerrados a los sectores populares, para llevarlos a nuevos escenarios.  Tenía la intención de manifestarse en rebeldía contra el canon literario y artístico vigente.
Movimientos semejantes se habían dado en todo el continente americano cuestionando al arte, que se había encerrado supuestamente en su torre de marfil. Argumento que en la actualidad es cuestionable, pues la literatura de los años treinta, cuarenta y cincuenta, no era precisamente de una élite aristocratizante, más bien formaba parte del realismo socialista y reflejó las injusticias sociales de aquella época, si hablamos del Ecuador. Tenemos muchos ejemplos: Joaquín Gallegos Lara, Alfredo Pareja Diezcanseco, Jorge Icaza, Benjamín Carrión, Jorge Enrique Adoum, los grandes poetas de esa época, César Dávila Andrade, quienes seguirán siendo las figuras paradigmáticas de una etapa fundamental dentro de la historia de nuestra literatura. Además, y gracias a la tarea de Benjamín Carrión, la literatura y la plástica ecuatoriana de aquellos años  trascendieron las fronteras del Ecuador y alcanzaron un prestigio internacional.

Sin embargo el movimiento Tzánzico dinamizó la cultura nacional y efectivamente la proyectó en escenarios populares con una nueva energía. Desde el café 77 en el centro histórico de Quito. Los primeros integrantes de este grupo leían sus textos y realizaban la presentación de sus libros en forma teatral, para romper con los esquemas tradicionales de los escenarios donde se acostumbraba realizar estos eventos, aunque poco después, durante la dictadura militar de ese entonces, clausuraron el lugar viéndolo como una amenaza a la seguridad pública.

Igual cosa sucedió en varios países latinoamericanos: aparecieron grupos de jóvenes poetas rebeldes, influidos por la revolución cubana y los vientos de cambio que se difundían en el continente y más allá, inspirados además en el Existencialismo de Sartre, y en el movimiento Beatnik surgido en Estados Unidos para desafiar al sistema y denunciar la falsa moral. Esta suerte de ruptura significó en ese momento, abrir las puertas a una nueva generación de escritores y artístas plásticos y teatreros con afinidades en los principios políticos, y la particular búsqueda de subvertir el lenguaje en todas las expresiones artísticas.

En esa época hubo, en efecto, como un despertar de las artes y su difusión en el ámbito popular. A partir de ese momento, en el Ecuador y sobre todo en Quito, hubo un movimiento cultural con un lenguaje emergente, que se manifestó no solo en la poesía sino en la pintura y en la difusión de la música.

En las plazas del centro de Quito y en la Universidad Central había recitales y conciertos de la llamada música protesta, con grupos que venían de otros países: Chile, Argentina, Bolivia, (antes de las dictaduras fascistas). Los viernes de cada semana se realizaban conciertos gratuitos de música clásica en el Teatro Sucre. El género dramático había roto sus puertas y se lanzaba a las calles y a los pueblos aledaños para representar sus obras. Se instituyó el Teatro Ensayo con Favio Pacchioni, director italiano quien introdujo las nuevas experiencias teatrales de las escuelas europeas (grotowski, Stanislavski, Ionesco); de este modo, el arte dramático se acercó al mundo rural de nuestro país. Festivales de teatro latinoamericano tenían sus escenarios en calles, plazas y en la Universidad Central de Quito. Había también festivales de cine independiente y desconocido para los espectadores; películas de los grandes directores europeos de esa época: Antonioni, Fellini, Bergman, Visconti, cuyas producciones actualmente están consideradas como las obras clásicas del arte cinematográfico, fue Ulises Estrella, quien dio impulso al Cine club universitario y fundo la Cinemateca Nacional..

En todo este boom de las manifestaciones creativas y artísticas de los años sesenta y principios de los setenta, tuvo parte importante la irrupción de los Tzánzicos en la conventual Quito y en la difusión cultural que se extendió a otras ciudades del Ecuador. Se publicaron tres revistas con poemas y textos de los poetas tzánzicos y de otros escritores que fueron posteriormente, sumándose a este movimiento. Pucuna: Raúl Arias, Simón Corral, Luis Corral, Ulises Estrella, Euler Granda, Rafael Larrea, Marco Muñoz, Alfonso Murriagui, Antonio Ordóñez, Abdón Ubidia, Humberto Vinueza. Indoamérica: Fernando Tinajero, Agustín Cueva, Bolívar Echeverría, Carlos de la Torre, y La bufanda del sol: Alejandro Moreano, Francisco Proaño Arandi.

El libro, Tzantzismo: tierno e insolente, de Susana Freire García, comenta y reune opiniones de varios autores, a favor y en contra, del movimiento tzánzico y ha recopilado textos poéticos de los poetas que participaron en él, algunos de los cuales transcribo a continuación, salvo los textos de Humberto Vinueza y Ulises Estrella, tomados de las antologías respectivas, recientemente publicadas.


HUMBERTO VINUEZA
POR LA VENTANA veo lo que no palpo en el espejo
en el mar puedo ver lo que no oigo en la lluvia

todo esto ocurre cuando el silencio

que flota antes de la palabra es distinto

al silencio agujereado de signos que el poema canta

y diferente también a ese otro en que la poesía hiberna


a veces el sueño del poema levanta el vuelo y se va

y en perspectiva casi nunca más vuelve


a este rescoldo suele llamarse arqueología del verso.

.........



EL DON DEL músico se asemeja a la invidencia.

Con sed de dromedario crea la melodía
para las justas del amor
los actos de fe o las travesías del pensamiento

Su memoria se sostiene en éxtasis
y condiciona el olfato de la piel al tacto del oído
con el parpadeo pausado del compás
o su reverberación íntima.

El don del músico se asemeja a paladear
la onda de ritmo y sentido
dicha por el silencio a una pupila ciega.


Para el poeta y cantautor Bob Dylan

.......



VAS LLEGANDO ADONDE siempre pensaste que llegarías
aunque tú prematuramente cumplidor
no has pensado que tu meta sea la carcoma

Has dilapidado para siempre el tramo más inverosímil
y la efímera cuota de tu tiempo.

Pero el ansia de poder te delata. He ahí la ganga
sobre todo la garantía que debes rendir por ti
sin confundir estética con realidad pura
ante la seducción insaciable de tu estrella.


RAÚL ARIAS

Con la lucidez de los muertos
estos hombres caminan

Con la garganta en el sol
estos hombres se mueven
se mueven
me asombran sus corbatas de hierro
entran como viento e instalan sus ganchos en mi cuerpo
allí se quedan.

Mi cabeza es una escoba que barre el vidrio del mundo
soplan niños
que se esconden en cajas de fósforos
me empujan hacia tumbas innumerables

Se esparcen mis pedazos
nadie me ayuda a buscarlos

Siento que estoy en el circo viendo animales de la selva
siento que me río encima del horizonte
y cae el cielo maldito y me ahoga
Nadie quiere girar por mí
parece difícil.

Una cuerda anuda mis pedazos
salgo a las plazas y me muestro.

Rostros eternos de papel pasan
pasan
y me dejan sin saber qué soy

(1965)


ULISES ESTRELLA
POEMAS DEL CENTENARIO

VISCONTI

Inventar
la fábula
del hombre
sin espejos
sin sombras,
desnuda escenografía.

Visconti
al final,
no quiso pantalla,
apenas
una pared.


PROHIBIDO ASOMARSE AL INTERIOR

El amor loco
puede entrar
como pulsión oscura
deseo inconfesado
viejo temor a la revuelta,
instinto de muerte
delicia transgresora
de toda ley

Dos cabezas en una,
un ojo cortado
y una nube
que persistente cruza la luna.

¿Qué más podemos pedir a la existencia?


LOCURA DE ARTAUD

Un ronroneo visual
constante,
enmascara
los movimientos
secretos,
las excitaciones
imprevistas
las fuerzas ocultas
del pensamiento,
la piel humana
de las cosas

en la fantasmagoría
de los instintos,
la poesía
siempre
está
más acá.


ÉULER GRANDA

Esta fecha sumida en otras fechas
en esta parte de la ausencia
cuando sin que las llame
me salen las palabras;
en esta noche de ventisca
mientras los cargadores
se sientan a dormir en las veredas
te cuento
que a ratos
me dan ganas de cambiarme en otro
como se cambia de terno;
que al recordar tu sangre
embarrando las piedras de la hacienda,
una bestia baldada se me retuerce dentro.

Si te digo
que los peones están más endeudados
y tosen de una manera fea,
que hasta el azucar
se está volviendo amarga,
que hasta el sol nos racionan
en las casas
y que a tu padre
anteayer le arrastró la creciente.
Si te digo estas cosas
es porque la tristeza
con nosotros no puede
porque las semillas
están sobreviviendo en la ladera
y más fuerte que el musgo entre las peñas,
incontenible
la esperanza está reverdeciendo.
(1962)

ALFONSO MURRIAGUI

¿Dónde tienes el sol que reclamabas?
¿Dónde perdiste
la música secreta que te vestía
la linfa y la pestaña?
¿Dónde tienes tu barro
y tu mañana?

¿Dónde...? ¿Dónde...?
Porque ahora pareces sólo estatua,
grito en bosque quemado,
voz cayendo en el cauce
de la piedra ignorada.

Todo lo que reclamas
está en tu sangre,
en la nube espectral,
en los dos clavos
y en el hueco distante
que dejó tu presencia
al hundirse, minúscula,
en el ojo
del cráter.

¿Por qué tus dos pupilas
buscan la luz
en playas ignoradas
si tienes en tu sangre
el sabor de tu misma indumentaria?
¿Para qué las preguntas
al forastero que perdió su carpa
y que te va dejando,
con su partir,
media hora de esperanza?

Sabes cuánto te pesa la alborada
y nunca te detienes
a refrescar tus plantas en la escarcha.
Vas sin buscar respuesta,
sin entregar tu piel al miedo,
sin preparar tus dientes,
ni dar
las dos puntadas que faltan
al paladar del agua.
(1968)