Y AHORA QUÉ HACEMOS
Los
hechos violentos del mes pasado que dejaron secuelas dolorosas de muertos entre
los indígenas y centenas de heridos y presos, son heridas abiertas que si los
poderes políticos pudieran reflexionar y ahondar en ello, buscarían la forma de
pacificar los ánimos en lugar de tomar revancha buscando chivos expiatorios
para dizque demostrar quien pisa fuerte,
dispuestos a aplastar con las armas cualquier levantamiento. Porque las armas la tienen a su disposición
el gobierno y los poderes económicos dominantes, los pueblos se defienden con lo que tienen a
mano, la fuerza de las armas la tendrán los poderes de turno pero la verdadera
fuerza está en el grito de los pueblos que demandan justicia.
La
ceguera de las clases gobernantes que son minoría, desgastadas y enceguecidas por el poder
efímero, no son capaces de actuar con cordura, sacan siempre a relucir una
estúpida prepotencia y no piensan sino en imponer castigos en lugar de lograr
la reconciliación, un real acercamiento a las carencias y necesidades de los
pueblos y particularmente de los pueblos indígenas, históricamente oprimidos,
castigados por la pobreza y por el irrespeto a su concepción cultural.
Los
medios de comunicación también deberían hacer todo lo posible para calmar los
ánimos en lugar de meter leña para que se vuelva a prender el fuego, se escucha
a veces expresiones en las que encuentran indignante que un teniente coronel
haya sido reprendido por los indígenas, según sus palabras, por haber sido
humillado tocándole en la frente y
haberle puesto la insignia de la
CONAIE, pero frente a
eso, no hay capacidad para ver que los indígenas han sido arrastrados y
asesinados, no solo en esta revuelta sino en siglos de esclavitud. La mentalidad colonialista se mantiene en los blanco mestizos del presente. Como decía
un amigo haitiano hace mucho tiempo: no
es un prejuicio racial el que ustedes padecen, es un complejo racial, que los
hace odiar al indio que llevan dentro, y mientras no lo reconozcan y lo acepten
como parte de ustedes, seguirán en un permanente conflicto consigo mismos y eso
se reflejará en lo social.
Si
hacemos memoria, las dictaduras que asolaron América Central y del Sur, fueron
parte de una etapa oscura que cobró tantas vidas humanas, asfixió la esperanza de cambios, la aspiración
a transformar el injusto sistema que nos rige hasta hoy, y que no ha logrado arreglar los grandes
problemas de inequidad social sino más bien los ha acentuado y para colmo ha
visibilizado la crisis de valores humanos, el desprecio por la vida tanto de los seres humanos como de la
naturaleza maltratada, y el temor es que estén programadas dictaduras fascistas
más crueles y sanguinarias. Los poderes mundiales han desarrollado un
armamentismo capaz de destruirlo todo, esclavizar a la población mundial para
controlarla y de esa manera, salvaguardar sus intereses y proyectos para apropiarse de los
recursos naturales del planeta, mantener los privilegios y el
enriquecimiento de sus elites.
La
codicia y la vanidad por acceder al poder,
empuja a un pequeño segmento de la población a participar del carnaval
electoral. Utilizan todas las maniobras
posibles para encandilar a las multitudes que no han aprendido a reconocer a
los farsantes y caen en la estafa de los cantos de sirena, una y otra vez,
siguiendo la línea programada por las elites dominantes. Las rebeliones populares que gravitan sobre las
sociedades no sólo en nuestro continente sino en el mundo, están expresando la
lucha de los pueblos contra los poderes represivos e injustos, los pueblos se dan cuenta de
que están cayendo en un sistema de dominación en el que las libertades se están
suprimiendo cada vez más, y las necesidades los convierten en esclavos del
trabajo o en tomar la opción destructiva de la delincuencia. Sin embargo, para la
gente consciente, que las hay por miles, existen alternativas constructivas
para hacer de este mundo un lugar más feliz, teniendo como aliada a la
naturaleza cuyo poder supera a todos los otros. No se han dado cuenta???