miércoles, 26 de abril de 2023

Lo fantástico en la realidad y en el tiempo

 

DESCIFRANDO A TERENCE

                                                                                                                       

A propósito del cine y navegando a toda vela en Internet  recuperé la magia de recrear personajes,  quizás igual que en los tiempos de Melville aunque en su caso y en dicha época la mente volaba más allá de los mares del globo terráqueo. En el presente ambiguo, navegar por Internet  para los fanáticos de cantantes, futbolistas, actores, políticos farsantes, es perseguir a los personajes con la ayuda de reportajes visuales, entrevistas, chismes en las redes sociales, y de esa manera, sobre todo en cuestión de fútbol, convertirlos en un fenómeno casi etéreo,  rendirles homenajes y hasta organizarse en sectas de adoradores.
 

En lo que me atañe, tenía latente en mi memoria a un actor cuyas películas destacaron en la década del sesenta. Estas obras excepcionales del cine, tuvieron como protagonista a un joven actor inglés, cuyos datos biográficos están como vedados en las páginas de wikipedia. Desde mi entusiasmo, considero imperdonable que apenas se nombre a su madre y se diga que tuvo un hermano, y nada más. El interés por este actor resucitó de improviso al volver a admirar, después de tanto tiempo, una de sus películas: las escenas pastoriles, la fotografía y cámaras, las actuaciones formidables de actores legendarios que tenían esa capacidad de trasmitir sutilmente emociones intensas.

 

En las escenas que surgen de la pantalla, destaca la figura de un soldado moreno de vistoso  uniforme rojo que me hacía recordar al soldadito de plomo del cuento infantil. Resucitar al personaje me indujo a perseguir al actor que he fusionado con los roles por él interpretados, quería conocer a fondo al protagonista de esta ficción mediante la búsqueda de entrevistas, reportajes, y las imágenes de Terence sesentón caminando por un mercado londinense. Esta tarea emprendida me obligó como a un dios perseguidor, a unir el rompe cabezas para construir al personaje ficticio y que posiblemente haría sonreír al original, con ese enigmático gesto que lo hizo famoso durante los años sesentas.

Después de esa época Terence se borró o lo borraron, ese espacio sólo quedó para lo inexplicable, incoherente para los interpelantes y hasta para él mismo en su solitaria reflexión, no importan las películas que hizo después ya en la vejez, lo que diga en las entrevistas posteriores, o en la charla que él dio en una biblioteca al presentar su libro de memorias que quizás nunca leeremos.

 Pero ahí no termina el asunto, el enigma de este hombre comienza a mostrar signos legibles cuando en las entrevistas intenta explicar su admiración por Krishna Murti  y sobre su viaje indeterminado a la India, la negativa a formar una familia, su defensa de la conciencia individual y la relación de ésta con el mundo. Un  hombre complejo o un ser a la deriva tratando de sobrevivir  en imágenes y escapar del olvido.

Debió haber nacido en los barrios marginales de Londres, donde la gente también moría de hambre como en cualquier otro país del mundo. Su rostro único como las huellas digitales, debió atraer a los buscadores de talentos para el cine y al fin lo hallaron en algún lugar. Como ciudadano sin recursos no alcanzó a ingresar al alma mater de las universidades, ni tampoco le interesaba. Y posiblemente entró en alguna escuela actoral  obligado por las circunstancias o para alcanzar algún sueño. Qué hizo antes de incursionar en su primera película. Fue posiblemente un golfín que deambulaba por las calles de Londres, un rebelde sin causa herido por ofensas humanas en su niñez, o un adolescente introvertido que se escapaba de la escuela para meterse en la oscuridad de un cine y reinventarse en la pantalla como protagonista de tantas historias que lo distanciaban de su realidad.

No sólo era hermoso físicamente, había un  talento especial en la naturaleza de Terence que él mismo desconocía, pero descubierto por los productores vieron en él al muchacho inocente que interpretaría a Billy Bud en aquel film.  Terence prestó su cuerpo y su espíritu al personaje inolvidable del relato de Melville y lo hizo con virtuosismo, nos sentimos transportados al instante de esa historia del misterio humano, que reflejaba en aquel rictus de angustia que significó enfrentar al mal encarnado por el otro protagonista.  

Hay vidas expuestas a la mirada de los otros, que viven para el espectáculo y se nutren de las energías de públicos masivos aunque en este caso, de pequeños grupos de admiradores que nos preguntamos intrigados con una  no muy sana curiosidad: ¿quién es el actor y en qué medida fue también sus personajes?