LA MALA EDUCACION
Cuando los jóvenes de un renombrado colegio secundario de Quito, salieron a defender a un profesor que les daba palo como castigo y lo justificaban al decir que era por su bien, y que sus padres también hacian lo mismo, qué podemos pensar de una sociedad que mantiene esas conductas. Cuál ha sido el resultado del trabajo en educación de los últimos diez años en los que se construyeron grandes edificios para unificar una educación que iba hacia dónde?
Por qué ese discurso de los jóvenes que se suponían rebeldes y contestatarios a las viejas normas de /"la letra con sangre entra" se vino abajo en estas épocas confusas? Muchos de los ex alumnos de este colegio secundario considerado en los años sesenta, setenta y anteriores, como el que mejor formacion daba a sus jóvenes, deben sentirse indignados de ver la involución sufrida por dicho establecimiento educativo que en el pasado se enorgullecía de haber albergado a personalidades fundamentales de la vida intelectual y política del Ecuador. Es necesario recordar que los mejores estudiantes egresados en esos años, se destacaban en las aulas universitarias por su nivel de reflexión y conciencia política además de sus conocimientos humanistas.
¿Qué pasó? Nos preguntamos con cierta pena, más bien, verdadera decepción por cómo se ha retrocedido en los pasos que se suponía iban hacia adelante. En cuántos países se está dando igual escenario de atraso, que considera primordial el aprendizaje de los mecanismos de la tecnología informática y computación, sin tomar en cuenta las bases éticas y de conocimientos en ciencias humanas y sociales tan necesarias para dar a la tecnología el valor que debe tener en la comunicación entre los individuos, y por lo tanto, su incidencia en el desarrollo de la ciencia y en la evolución de los pueblos.
lunes, 30 de julio de 2018
domingo, 15 de julio de 2018
CARL SAGAN
CARL SAGAN:
CIUDADANO DEL COSMOS
(Publicado en el número 414 de la revista Mundo Diners)
Carl Sagan, nació en Brooklyn, Nueva York.
Hijo de inmigrantes, tuvo una infancia humilde, desde muy pequeño dio muestras
de una inteligencia excepcional y en sus juegos manifestaba gran interés por
las estrellas que contemplaba en la noche. Los padres se empeñaron en darle una
buena educación y lo apoyaron en su desarrollo hacia el estudio científico.
Leía con avidez historias de Ciencia Ficción, y según relatan quienes lo
conocieron en su infancia, él deseaba viajar y también investigar sobre la vida
en otros planetas, estudiar las estrellas y diseñar naves espaciales. A los
trece años ya destacaba en la escuela secundaria.
Sus estudios universitarios los realizó
primero en la universidad de Chicago, allí tuvo ocasión de trabajar en el
laboratorio y estudió el origen de los organismos con los genetistas Herman
Meller -premio Nobel- y Joshua Ledeberg, obtuvo su doctorado en astrofísica y
astronomía. En este período de su vida contrajo matrimonio con la genetista
Lynn Margulis con quien tuvo dos hijos. Más tarde fue profesor en Harvard y
decidió monitorear señales de radio en busca de civilizaciones extraterrestres.
Analizó la posibilidad de que seres extraterrestres pudieron haber visitado
alguna vez la tierra.
Tuvo éxito como profesor y a partir de esta
actividad expresó su deseo de popularizar la ciencia. Pero el departamento de
astronomía de Harvard era demasiado conservador y no le renovó el contrato.
Estudiar la existencia de vida
extraterrestre era evitado por los astrónomos porque temían ser
desprestigiados. Sus teorías eran atractivas pero a la vez consideradas una
amenaza al orden establecido. En 1968 pasó a dar cátedra en la Cornell University.
El segundo matrimonio que terminó en divorcio fue con Linda Salzman con quien
tuvo una hija.
En 1970 fue nombrado director de Estudios
planetarios y entró a colaborar con la recién formada NASA. Su ensayo sobre el
efecto invernadero en Venus causó sensación entre los astrónomos, además,
estaba seguro de que se podía encontrar vida en Marte. Años más tarde, el
Mariner 9 descubrió que había grandes posibilidades de vida en ese planeta.
En cada una de las naves Pioner y Voyager,
Sagan envió un disco con información acerca de la Tierra: fotos, sonidos,
saludos en distintos idiomas y las ondas cerebrales y latidos del corazón de
Anne Druyan su tercera esposa. Con ella realizaron el programa Cosmos por
televisión, éste salió al aire en 1980 con mucho éxito, luego de tres años de
intenso trabajo. En 1992 fue nominado
para ser miembro de la
Academia Nacional de Ciencias, no obstante, su ingreso fue
saboteado por otros miembros de esta academia.
Afectado
por una enfermedad llamada mielodisplacia y sometido a varios transplantes de
médula, falleció en Seattle en 1996.
La
serie Cosmos se difundió en Ecuador a través de la televisión en la década de
los ochenta, tuvo mucha aceptación del público interesado por los documentales
científicos, audiovisuales que hasta entonces estaban reservados, al menos en
nuestro medio, para verlos proyectados en cinematecas o en alguna videoteca
especializada en temas culturales.
La
antigua serie, en la cual Carl Sagan además de llevar hacia el público, la
ciencia, las investigaciones y los misterios del espacio multidimencional que despliega el cosmos, nos permitió
visualizar un camino más allá de nuestro minúsculo planeta confundido en la
inmensidad, comparable a un grano de arena en una playa infinita. En el macro
universo que nos rodea con sus cientos de millones de estrellas y galaxias
aparentemente ajenas a nuestras microscópicas vidas, algún papel cumpliremos
dentro del colosal escenario, tal vez el de partículas mínimas como aquellas
apenas conocidas por nosotros: átomos, moléculas, quizás de células benignas o
de bacterias destructivas, no lo sabemos con certeza.
Volviendo a Carl Sagan, el científico que se propuso divulgar la ciencia
del espacio a miles de seguidores de esta serie, cuyo contenido no se refería
únicamente a una tecnología fría y aislada de otras ciencias, sino que la
concibió integrada a la historia y al devenir de la humanidad. El sentido
pedagógico que dio a estos documentales le condujo a explorar y reflexionar
sobre los inmensos conocimientos que
antiguas civilizaciones como la egipcia y la griega lograron alcanzar,
al igual que las culturas originarias americanas en sus concepciones sobre los
misterios del universo y sus observaciones del cosmos.
El
conocimiento y la exploración del universo en busca de otras civilizaciones más
allá de nuestro planeta, ha sido la gran atracción de la ciencia espacial y de
muchos aficionados. Hoy
buscamos un mensaje de las estrellas, decía Carl Sagan, y semejante a las
antiguas búsquedas de los sabios, los científicos del SETI estaban dispuestos a
descifrar las comunicaciones interestelares, con la esperanza de que algún día
llegue un mensaje a la Tierra;
para ello, se instalaron radiotelescopios de gran potencia que captarían
señales de hasta quince mil años luz de distancia, y fueron colocados en
diversos puntos del globo. Uno de ellos, el de Arecibo, situado en Puerto Rico
y a punto de dejarlo fuera de funcionamiento, por falta de presupuesto para su
mantenimiento, según noticias recientes.
En
1982, Carl Sagan publicó en la
revista Science, una petición de defensa del proyecto SETI destinado a la
búsqueda extraterrestre, la misma que fue firmada por setenta científicos.
Hay
algo como una piedra de Rosetta cósmica, si se diera el caso de una
comunicación extraterrestre, afirma Carl Sagan en su serie, y añade que todas
las civilizaciones técnicas del cosmos,
por muy distintas que éstas sean, deben
tener un idioma común, el idioma de las ciencias. Porque las leyes de la
naturaleza son iguales en todas partes. Es decir, según sus palabras, todos
los seres de cualquier planeta están regidos por las mismas leyes naturales, si
bien las teorías cosmológicas de los últimos años han lanzado diversas
hipótesis sobre los universos paralelos, los mismos que podrían regirse por
leyes diferentes a las conocidas por la ciencia terrestre actual.
Las
creencias sobre la existencia de seres extraterrestres que nos observan están
muy difundidas por Internet. En él encontramos todas las teorías posibles y
testimonios de personas que supuestamente han tenido contacto con habitantes de
otros mundos. Hay todo tipo de
especulaciones, fotos o filmaciones, en buena parte trucadas y muchos testimonios falsos que desbordan los medios
virtuales. Entre los llamados conspiranoicos
hay muchas teorías sobre la presencia de estos seres que supuestamente ya están
aquí y que vienen a salvarnos o a destruirnos.
De toda esa cantidad enorme de información, ¿habrá alguna que sea
verdadera? quizás, pero el hecho mismo de lanzarla al Internet de modo sensacionalista, en un tono que ronda
la superstición, hace que se produzca el rechazo y la confusión. Probablemente
las investigaciones científicas las estén llevando en privado sin
popularizarlas como anhelaba Sagan a través de Cosmos. Según el astrónomo, la especulación desenfrenada de los aficionados sirvió para ahuyentar a
los profesionales
En
la serie Cosmos, Sagan hace cálculos matemáticos sobre la probabilidad de que
existan cien mil millones de mundos habitados en ésta y otras galaxias. Es mucho más probable que la galaxia esté
latiendo y vibrando con sociedades avanzadas, dice en uno de sus capítulos,
aunque sospecha que muy pocas de las que poseían alta tecnología hayan logrado
sobrevivir, y que sólo civilizaciones muy antiguas y sabias pudieran
haber permanecido en el tiempo. Las otras, según el análisis que realiza, se habrán destruido en su adolescencia
tecnológica.
Ante
el escenario peligroso, de ensayos nucleares y la defensa, que Reagan proponía,
con su plan estratégico de un escudo llamado La guerra de las galaxias, Carl Sagan protestó como activista por
la paz y la protección del medio ambiente. Condenaba el armamentismo absurdo de
las grandes potencias, que competían en el desarrollo nuclear y en el enorme
gasto que ha implicado siempre, la fabricación de armas cada vez más
sofisticadas para la destrucción. En una marcha en Nevada contra el
armamentismo él y su esposa Anne fueron apresados en 1986.
Eligen la muerte en lugar de la vida, decía, y soñaba en que nuestro
pequeño planeta dividido en territorios y separado por guerras y fronteras,
pudiera convertirse en un mundo justo y sin contaminación, cuyo desarrollo
científico se orientase hacia la exploración del universo, y la aspiración de
todo ser humano fuera la de convertirse en un ciudadano del cosmos. En su
novela de ciencia ficción, Contacto,
libro que tuvo gran éxito entre los lectores y fue llevado al cine, Carl Sagan libera su imaginación apoyándose
en la ciencia para escribir esta narración sobre la comunicación recibida
finalmente por el radiotelescopio Arecibo. La protagonista, realiza un
alucinante viaje hacia la estrella Vega, a través de una dimensión que no es
precisamente de espacio y de tiempo sino de
perplejidades y deslumbramientos, de sensaciones y de sentimientos. Un
final insólito de la novela nos devuelve a la realidad con un sabor secreto de
haber desvelado el gran misterio de las dimensiones espaciales y acerca de
otros planos del cosmos que habíamos ignorado.
Y.Z.P
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