sábado, 26 de marzo de 2022

EL PACIFISMO Y LA OBJECIÓN DE CONCIENCIA

Como si fuera un partido de fútbol letal, este conflicto armado entre Rusia y Ucrania desvela la barbarie en la que la sociedad europea y mundial se debate. 

 Las muertes diarias por las bandas criminales de narcotraficantes o delincuentes acostumbrados a la violencia y que viven en sociedades enfermas por la inequidad social son eclipsadas frente al escenario de guerra salvaje entre los cultos y desarrollados países europeos que tampoco están libres de la criminalidad cotidiana.

 Las dos espantosas guerras mundiales que Europa tiene en su haber no han dejado aprendizaje alguno, por lo que se ve, los hombres, en su mayoría jóvenes, siguen siendo la carne de cañón de los gobernantes, arreados a la guerra como un rebaño al matadero, sin tener oportunidad alguna para negarse a participar de la máquinaria de muerte, dolor y destrucción. Hay que ver a las marionetas en el poder cómo gritan y se emocionan histéricamente recibiendo el aplauso de sus cómplices, arengando a las masas para que se ofrezcan de voluntarios al sacrificio propiciatorio ofrecido a una bandera, a una abstracción fatal. 

No entendemos el papel de la organización mundial (Un, Onu, o como quiera llamarse) creada después de la segunda guerra, acaso no existe una ley que diga o que proteja y defienda los derechos de quienes se nieguen ir a la guerra? Dónde ha quedado el principio que se ha proclamado como Objeción de Conciencia y el Pacifismo que manifestaban las multitudes en los años de la guerra de Vietnam? Estamos viendo, ahora que se ponen tantos videos sobre la guerra en Ucrania, cómo los jóvenes quieren huir de la matanza y son atrapados en sus diversos intentos por salir de Ucrania para salvar su vida y seguir a su familia, qué destino les espera cuando los guerreristas han impuesto una ley marcial que condena a los desertores. 

¿Qué hay más allá de las caras que en los medios figuran como culpables y protagonistas del desastre? Los poderes políticos del mundo podrían detener esta guerra, si no la alimentaran con la gran campaña a través de los medios, vendiendo armas y mercenarios para que la guerra traspase fronteras, pues esa sería la consecuencia. Qué nos queda a los que deseamos un mundo justo: ¿los rezos del papa y sus feligreses? Meditar, quizás enviar energías de pacificación que resuenen y deriven en multitudinarias manifestaciones por la paz en el mundo.

martes, 22 de marzo de 2022

MÁS ALLÁ, EL AMANECER

 ...una nota, una cuerda de violín que se alarga hasta el infinito, conexión con algo lejano y eterno. Había amanecido, recorría las últimas páginas para dar el examen final en la escuela ese mismo día, el viejo reloj daba su última campanada de las cinco de la mañana. Miré por la ventana el azul oscuro del cielo que empezaba a clarear por el oriente y escuché, sin ninguna duda escuché la sinfonía del amanecer. El desplazamiento de la tierra hacia la luz del sol tenía una música, era una onda sonora mínima, casi inaudible para el oído humano aunque no para las aves, me sentía parte de todo eso en aquel instante. 

Debía dormir un poco para descansar hasta la hora de ir al colegio; era necesario pasar el año escolar, los últimos exámenes para superar las calificaciones bajas, por esa razón había que estudiar hasta la madrugada, completar el puntaje y pasar sin problemas. 

Al entrar en el dormitorio observé a la abuela que dormía boca arriba en la penumbra de la almohada; su cabeza de cabellos blancos parecía la de un cadáver con el maxilar inferior caído y los ojos entreabiertos, la respiración dificultosa a ratos parecía detenerse. Me puse a toser para que despertara, el temor de una muerte súbita me llenó de pavor. Esperé, pensé que tal vez iba a ser testigo de aquel último minuto de vida, contemplar ese paso inevitable que atemorizaba tanto a los vivos. El rostro envejecido y abandonado al sueño que podía ser el mío del futuro me produjo una extraña excitación y me dije: cuando ya no estés abuela, vos que significaste el lado bueno de la vida para mí, para nosotros, la generación que empieza y continúa el camino hacia algo por ahora incierto. Tengo un tiempo largo, tal vez, y vos estás llegando al final. Qué pena abuela ¡abuelita!, dije en alta voz casi gritando, y ella abrió los ojos, me sorprendió mirándola de pie en medio de la habitación mientras la luz del amanecer se filtraba por las cortinas. -Anda a dormir -me dijo, -todavía es temprano... 

Del libro: Vigilia, Y.Zúñiga, 2019

jueves, 3 de marzo de 2022

LO SABEMOS

 

Sabemos que hay un telón de fondo de las invasiones y guerras de los últimos veinte años, que detrás de las banderas que se enarbolan como símbolo patriótico hay intereses de los poderes económicos que han desencadenado las guerras de las últimas décadas. Parece que olvidaron las invasiones, destrucción de ciudades y la muerte de miles de soldados y civiles en los países de Medio Oriente. En ese entonces no hubo ninguna sanción para el invasor que en ese momento era Estados Unidos, hubo silencio y complicidad de parte de los países europeos que fueron después, como consecuencia, víctimas del terrorismo. No se trata de justificar la guerra entre Rusia y Ucrania, porque el horror de las guerras y sus derivaciones de destrucción, hambre y muerte son condenables vengan de donde vengan. 

La guerra sirve para que la humanidad se destruya, aunque se la haga en nombre de la libertad o para defender un territorio, lo que consigue es dividir al género humano en lugar de unirlo para experimentar su verdadera evolución. La industria de armas cada vez más sofisticada ha enriquecido y dado más poder a ciertos países, sobre todo cuando sus economías están en crisis, por lo tanto necesitan de las guerras para mantener sus sistemas económicos al alza. Sistemas económicos que no buscan acabar con la pobreza y la inequidad de sus pobladores porque sus objetivos son: tenerlos dependientes y esclavizados a su servicio. 

El poder sustentado en el armamentismo hace que las masas vivan para trabajar y producir para enriquecer a esos grupos que se han adueñado del mundo y han manipulado, por todos los medios, la conciencia de la población mundial, para enajenarla hasta el punto de hacerla creer que no tiene otro camino que la dependencia de sus amos para no morir de hambre. 

 La solución para impedir la autodestrucción de la humanidad es la eliminación de las armas, NO al armamentismo, NO a la violencia aunque ésta sea consecuencia de la injusticia, de la ceguera y de la codicia, es necesario seguir afirmando que otro mundo SI es necesario y que la fuerza de la energía humana y espiritual, lejos de creencias religiosas masivas y manipuladoras, tiene la capacidad creadora para convertir al mundo en un espacio protector y feliz.