martes, 20 de febrero de 2018

RESPUESTA DEL INDIO SEATTLE ,,,,

Este texto tomado de google, corresponde a una carta de Seattle al presidente de Estados Unidos y su propuesta de compra de tierras en 1854

 

RESPUESTA DEL JEFE INDIO NOAH SEATTLE, DE LA TRIBU SUQUAMISH, AL PRESIDENTE DE LOS ESTADOS UNIDOS, FRANKLIN PIERCE, 1854
 hopi4.jpg picture by cienciacelestealfayomega
 El jefe indio Seattle, de la tribu de Suquamish
Traducido
El Gran Jefe de Washington manda decir que desea comprar nuestras tierras. El Gran Jefe también nos envía palabras de amistad y buena voluntad. Apreciamos esta gentileza, porque sabemos que poca falta le hace, en cambio, nuestra amistad.
Vamos a considerar su oferta, pues sabemos que, de no hacerlo, el hombre blanco podrá venir con sus armas de fuego y tomarse nuestras tierras. El Gran Jefe de Washington podrá confiar en lo que dice el Jefe Seattle con la misma certeza con que nuestros hermanos blancos podrán confiar en la vuelta de las estaciones. Mis palabras son inmutables como las estrellas.
¿Cómo podéis comprar o vender el cielo, el calor de la tierra? Esta idea nos parece extraña. No somos dueños de la frescura del aire ni del centelleo del agua. ¿Cómo podríais comprarlos a nosotros? Lo decimos oportunamente. Habeis de saber que cada partícula de esta tierra es sagrada para mi pueblo. Cada hoja resplandeciente, cada playa arenosa, cada neblina en el oscuro bosque, cada claro y cada insecto con su zumbido son sagrados en la memoria y la experiencia de mi pueblo. La savia que circula en los árboles porta las memorias del hombre de piel roja.

Los muertos del hombre blanco se olvidan de su tierra natal cuando se van a caminar por entre las estrellas. Nuestros muertos jamás olvidan esta hermosa tierra porque ella es la madre del hombre de piel roja. Somos parte de la tierra y ella es parte de nosotros. Las fragantes flores son nuestras hermanas; el venado, el caballo, el águila majestuosa son nuestros hermanos. Las praderas, el calor corporal del potrillo y el hombre, todos pertenecen a la misma familia. Por eso, cuando el Gran Jefe de Washington manda decir que desea comprar nuestras tierras, es mucho lo que pide. El Gran Jefe manda decir que nos reservará un lugar para que podamos vivir cómodamente entre nosotros. El será nuestro padre y nosotros seremos sus hijos. Por eso consideraremos su oferta de comprar nuestras tierras. Mas, ello no será fácil porque estas tierras son sagradas para nosotros. El agua centelleante que corre por los ríos y esteros no es meramente agua sino la sangre de nuestros antepasados. Si os vendemos estas tierras, tendréis que recordar que ellas son sagradas y deberéis enseñar a vuestros hijos que lo son y que cada reflejo fantasmal en las aguas claras de los lagos habla de acontecimientos y recuerdos de la vida de mi pueblo. El murmullo del agua es la voz del padre de mi padre.
Los ríos son nuestros hermanos, ellos calman nuestra sed. Los ríos llevan nuestras canoas y alimentan a nuestros hijos. Si os vendemos nuestras tierras, deberéis recordar y enseñar a vuestros hijos que los ríos son nuestros hermanos y hermanos de vosotros; deberéis en adelante dar a los ríos el trato bondadoso que daréis a cualquier hermano.
Sabemos que el hombre blanco no comprende nuestra manera de ser. Le da lo mismo un pedazo de tierra que otro, porque él es un extraño que llega en la noche a sacar de la tierra lo que necesita. La tierra no es su hermano sino su enemigo. Cuando la ha conquistado la abandona y sigue su camino. Deja detrás de él las sepulturas de sus padres sin que le importe. Despoja de la tierra a sus hijos sin que le importe. Olvida la sepultura de su padre y los derechos de sus hijos. Trata a su madre, la tierra, y a su hermano el cielo, como si fuesen cosas que se pueden comprar, saquear y vender, como si fuesen corderos y cuentas de vidrio. Su insaciable apetito devorará la tierra y dejará tras sí sólo un desierto.

No lo comprendo. Nuestra manera de ser es diferente a la vuestra. La vista de vuestras ciudades hace doler los ojos al hombre de piel roja. Pero quizá sea así porque el hombre de piel roja es un salvaje y no comprende las cosas.
No hay ningún lugar tranquilo en las ciudades del hombre blanco, ningún lugar donde pueda escucharse el desplegarse de las hojas en primavera o el orzar de las alas de un insecto. Pero quizá sea así porque soy un salvaje y no puedo comprender las cosas. El ruido de la ciudad parece insultar los oídos. ¿Y qué clase de vida es cuando el hombre no es capaz de escuchar el solitario grito de la garza o la discusión nocturna de las ranas alrededor de la laguna? Soy un hombre de piel roja y no lo comprendo. Los indios preferimos el suave sonido del viento que acaricia la cala del lago y el olor del mismo viento purificado por la lluvia del mediodía o perfumado por la fragancia de los pinos.
El aire es algo precioso para el hombre de piel roja porque todas las cosas comparten el mismo aliento: el animal, el árbol y el hombre. El hombre blanco parece no sentir el aire que respira. Al igual que un hombre muchos días agonizante, se ha vuelto insensible al hedor. Mas, si os vendemos nuestras tierras, debéis recordar que el aire es precioso para nosotros, que el aire comparte su espíritu con toda la vida que sustenta. Y, si os vendemos nuestras tierras, debéis dejarlas aparte y mantenerlas sagradas como un lugar al cual podrá llegar incluso el hombre blanco a saborear el viento dulcificado por las flores de la pradera.

Consideraremos vuestra oferta de comprar nuestras tierras. Si decidimos aceptarla, pondré una condición: que el hombre blanco deberá tratar a los animales de estas tierras como hermanos. Soy un salvaje y no comprendo otro modo de conducta.
He visto miles de búfalos pudriéndose sobre las praderas, abandonados allí por el hombre blanco que les disparó desde un tren en marcha. Soy un salvaje y no comprendo como el humeante caballo de vapor puede ser más importante que el búfalo al que sólo matamos para poder vivir. ¿Qué es el hombre sin los animales? Si todos los animales hubiesen desaparecido, el hombre moriría de una gran soledad de espíritu. Porque todo lo que ocurre a los animales pronto habrá de ocurrir también al hombre. Todas las cosas están relacionadas ente sí.
Vosotros debéis enseñar a vuestros hijos que el suelo bajo sus pies es la ceniza de sus abuelos. Para que respeten la tierra, debéis decir a vuestros hijos que la tierra está plena de vida de nuestros antepasados. Debéis enseñar a vuestros hijos lo que nosotros hemos enseñados a los nuestros: que la tierra es nuestra madre. Todo lo que afecta a la tierra afecta a los hijos de la tierra. Cuando los hombres escupen el suelo se escupen a sí mismos.

Esto lo sabemos: la tierra no pertenece al hombre, sino que el hombre pertenece a la tierra. El hombre no ha tejido la red de la vida: es sólo una hebra de ella. Todo lo que haga a la red se lo hará a sí mismo. Lo que ocurre a la tierra ocurrirá a los hijos de la tierra. Lo sabemos. Todas las cosas están relacionadas como la sangre que une a una familia.


Aún el hombre blanco, cuyo Dios se pasea con él y conversa con él -de amigo a amigo no puede estar exento del destino común-. Quizá seamos hermanos después de todo. Lo veremos.
Sabemos algo que el hombre blanco descubrirá algún día: que nuestro Dios es su mismo Dios. Ahora pensáis quizá que sois dueños de nuestras tierras; pero no podéis serlo. El es el Dios de la humanidad y Su compasión es igual para el hombre blanco. Esta tierra es preciosa para El y el causarle daño significa mostrar desprecio hacia su Creador.
Los hombres blancos también pasarán, tal vez antes que las demás tribus.
Si contamináis vuestra cama, moriréis alguna noche sofocados por vuestros propios desperdicios. Pero aún en vuestra hora final os sentiréis iluminados por la idea de que Dios os trajo a estas tierras y os dio el dominio sobre ellas y sobre el hombre de piel roja con algún propósito especial. Tal destino es un misterio para nosotros porque no comprendemos lo que será cuando los búfalos hayan sido exterminados, cuando los caballos salvajes hayan sido domados, cuando los recónditos rincones de los bosques exhalen el olor a muchos hombres y cuando la vista hacia las verdes colinas esté cerrada por un enjambre de alambres parlantes.
¿Dónde está el espeso bosque? Desapareció.
¿Dónde está el águila? Desapareció.
Así termina la vida y comienza la supervivencia.
Noah Seattle, jefe Suquamish, Washington 1954

jueves, 1 de febrero de 2018

AÑO 2018



 AÑO  2018

Empieza este año 2018 con las secuelas del 17, nada nuevo bajo el sol, sólo la lluvia incesante que lava la tierra con la intención de lavar también la mente y el corazón humano, o el sol implacable que derrite los malos pensamientos.

La cantaleta de los medios, la sonrisa de los gobernantes y la transpiración de los ex gobernantes incrédulos ante la realidad de ya no estar en el primer plano de la fotografía, ni siquiera en el segundo. Es de sabios aprender de cada experiencia, de los errores y de los aciertos.  Ni los genios de la historia política universal, pudieron mantenerse en lo alto de modo permanente, y acabaron  por ser derrocados, vencidos y hasta vejados en su descenso.   
Así es la vida, mientras más alto se sube más dura es la caída, es la ley de gravedad que corre para todos los mortales.  Debido a esa ley física inevitable también en estos casos, los políticos aspirantes al poder, tendrán que limpiar su visión, lavar su mirada para darse cuenta que la gloria es efímera y la vanidad una sensación que los engaña y coloca en situaciones absurdas y desconcertantes.
Todavía no hemos visto al gobernante que se ocupe de los problemas más apremiantes, en general les preocupa el qué dirán, qué dirá la prensa, qué dirán los habladores de siempre, los que defienden sus intereses y sus negocios bajo el pretexto de defender al país.

La inmadurez y falta de sabiduría hace que las sociedades vayan de tumbo en tumbo, como dicen. Sujetos a un sistema económico mundial que ha cercado a los países, y a leyes opresoras que empobrecen cada vez más a las grandes masas. Si no, vean, entre otros casos, a la población de homeless en los Estados Unidos, una masa creciente que horroriza a quienes todavía tienen un lugar donde acogerse cada día.  Gobernantes ciegos, incapaces de percibir la tragedia que vive el supuesto país más rico de la tierra, donde se hacen los grandes negocios, considerados legales y también los ilegales. Hay una incapacidad para ver la enorme amenaza para la supervivencia que significa la miseria en el mundo, no sólo física sino espiritual, igual escenario se da en Europa y en otros países.  Para colmo, las guerras inventadas, acrecientan el caos y el desamparo de los seres humanos en  nuestro mundo. Piensan acaso refugiarse en Marte y hacer negocios donde nadie los moleste???

La necesidad de un vuelco en la conciencia de cada individuo es evidente. ¿Qué les parece?  Eso pretende la presente reflexión al entrar en el segundo mes del nuevo año.
La droga, representación material de la tendencia mundial a escapar de la realidad, está consumiendo la vida y la mente de los seres humanos.  Alguna vez, un cantante de nuestros pagos que hacía o hace música protesta, hablaba a jóvenes roqueros y les decía que él no consumía droga porque amaba su lucidez, padecía de ataques epilépticos y por esa razón valoraba con gran sabiduría los espacios de lucidez que tenía en su vida.  Este ejemplo nos sirve para que quienes se consideren cuerdos en este loco mundo en el que habitamos, sean capaces de  descubrir los puntos neurálgicos desde donde podría originarse la forma de remediar la enfermedad social que nos  está destruyendo como humanidad.
Armarse hasta los dientes para combatir el narcotráfico, construir más cárceles para recluir a los delincuentes y consumidores tampoco ha representado la solución, estamos siendo testigos de cómo sigue creciendo el narcotráfico, el consumo, y con ellos el crimen. Y es que la droga significa enriquecimiento  para quienes están implicados en este negocio, y evasión de la realidad para los consumidores quienes creen fortalecerse para enfrentar la vida y dominar las situaciones. Se considera que la vida como se nos presenta es algo inevitable, y, que hay que luchar contra todo y contra todos para lograr la añorada felicidad que para el actual sistema de vida significa ser rico y ser un ganador (un winner). Si ustedes ven cualquier programa de los medios, estos tienen como objetivo eso, el dinero y ganar a cualquier precio, poniendo en riesgo la vida misma. Nos envuelven y atontan con esos concursos, muchos de riesgo, donde los pobres humanos parecen muñecos maltratados para superar los obstáculos resbaladizos e inalcanzables con el único propósito de obtener un puñado de dólares y tal vez la fama inútil de aparecer en algún hueco farandulero.  Quien no tiene ocasión para demostrarse o demostrar a los otros, ser un ganador, se considera un fracasado y la alternativa que la sociedad le presenta, es entregarse a la gran debilidad del alcoholismo y la droga para sentirse ganador ficticio por unos instantes, aún a sabiendas de que eso le destruirá, a larga o a la corta, la salud física y mental y terminará siendo una piltrafa esclava de toda manipulación.

Ni las armas ni las cárceles han sido la opción, como hemos constatado, cada vez que las masacres se repiten, no han terminado con el crimen, con el tráfico de narcóticos y de personas, que involucran la prostitución.

La educación es el arma que eliminará estos males. Humanizar la educación, partiendo de la vida concreta que sufrimos en la realidad del entorno de cada día, reeducar a padres y maestros es la clave para crear una sociedad nueva, que rechace estas formas de vida, falsas y autodestructivas. Y los medios de difusión masiva tienen en sus manos la responsabilidad de restaurar este mundo, para alejar los malos augurios y salvar a las sociedades, impulsando programas que cambien la visión grosera y vulgar de la vida por las múltiples vías que el Arte, la Filosofía, la Psicología, la Antropología, la Naturaleza y otras ciencias, nos enseñan y demuestran que la historia del ser humano abarca dimensiones que nos pueden abrir los ojos y que nos orienten hacia objetivos de felicidad verdadera y solidaria.