jueves, 5 de agosto de 2021

LO QUE OBSERVAMOS

 


 

Parece que en gran número, la gente tiene un desahogo emocional en las redes; algunas personas prefieren no ser parte de esa corriente porque sirve para desfogar la agresividad de un modo irreflexivo con insultos y expresiones viscerales que denotan un descontrol y miedo exacerbados.  Son tiempos de miedo para la humanidad, pero también para dar un giro a la forma de encarar la vida.

  

Hay una ceguera profunda en quienes manejan los hilos del poder en el sistema que se nos impone pues todo desemboca en el dinero. Si se ponen a analizar parece que no hay otro camino, según se predica, la única salida es poner todo el esfuerzo que nos queda  y trabajar “en lo que sea”,  para ganar plata y ser feliz. Y como los que dan trabajo son los dueños de todo, la dependencia del dinero y la creencia de que mientras más trabajes para ellos, algún día tendrás la suerte de ser un privilegiado como ellos y serás tan feliz ¿como ellos?  ¿Será verdad? Viven amurallados, a la defensiva y con miedo, por temor a que les arrebaten sus riquezas. No hay ni necesidad de decirlo, sólo hay que mirar alrededor y lo estamos constatando cada día.

 

A las generaciones que nos ha tocado vivir en el presente, como a otras en otros tiempos, nos ha sido dada la ocasión de ser testigos de la fragilidad del ser humano frente al poder de la naturaleza, realidad que hace trizas la arrogante idea de que hay que vencerla, cuando civilizaciones más sabias y conscientes de la grandeza de la vida que les rodeaba  la honraron y trataron de unirse a su ritmo y cobijarse en ella buscando protección.

 

A esta altura de la vida y en el nivel tan desigual y destructivo al que hemos llegado como humanidad, debe haber alguna posibilidad de corregir todo esto para, talvez, lograr sobrevivir a los desastres que observamos.