GOBIERNOS PACIFISTAS
El estado actual de beligerancia
en el mundo impone desde la tragedia de las víctimas, la necesidad de iniciar una etapa de paz. Es apremiante
para la sobrevivencia de la humanidad, encontrar los mecanismos para detener la
violencia desatada en distintos puntos del planeta, sucesos que no expresan
sino el camino equivocado que está tomando la civilización de la cual somos
parte. Los gobiernos mundiales vigentes en cuyas manos los pueblos han puesto sus
destinos, responden a los mismos paradigmas que obstaculizan la reflexión y la búsqueda
de soluciones para evitar el despertar de ese instinto de agresividad que ha
causado tanto sufrimiento a lo largo de la historia humana.
Los gobiernos unipersonales
elegidos supuestamente en forma “democrática”, palabra que ha perdido su
verdadero contenido en la práctica, junto al círculo que forma su entorno, se
encargan de imponer una vía cuyos mecanismos encierran un afán depredador y a
la larga destructivo para esos mismos pueblos que los eligieron y que todavía
no pueden ver la trama de esa telaraña que envuelve al mundo y los encamina por
un callejón del cual les será difícil salir ilesos.
Aquellos gobiernos y grupos que
tienen el poder político y carecen de verdadera lucidez como conductores, se
encargan de crear focos de conflicto y
de sumir en la violencia a sus colectividades, atizando el odio que
lleva a las guerras y a la masacre de poblaciones, sucesos que a la larga se
tornan incontrolables, como lo estamos viendo en Medio Oriente. Si tuvieran
verdadera conciencia pacifista, los gobiernos empezarían por hablar en sus
discursos con lenguaje sereno que busque
la unión y la solidaridad de la gente, en lugar de arengar para que sus
seguidores se conviertan en delatores y
perseguidores de quienes están en la oposición y no piensan como ellos,
dividiendo de este modo a los pueblos en sectas y facciones.
Una vez en el poder muchos
gobernantes se vuelven adictos a 'este, y creen estar destinados a hacer y
deshacer situaciones que sus egos enmascarados no permiten solucionarlas de una
manera democratica, ese apego al poder les ha hecho perder la visión que, en un principio,
supuestamente ofrecían a los pueblos que los eligieron, dispuestos como estaban
a escuchar su voz y las aspiraciones de esa mayoría, que en la practica no tiene acceso a los círculos cerrados de los
gobernantes de estos tiempos.
Es común que esa clase de líderes
políticos se vuelvan paranoicos y busquen conspiradores por todos lados, sin
darse cuenta que estan conspirando cotra si mismos, y de este modo inician las dictaduras, la represión y
las guerras que han producido tanto dolor y destrucción en la historia de todos
los continentes.
Necesitamos una democracia
alternativa integrada por un equipo que se apoye en la consulta a los pueblos
desde sus bases, cuyos representantes hablen la verdad partiendo de su realidad,
para no repetir ni caer en las prácticas maquiavélicas de los políticos
farsantes que llevan la batuta con necedad y cinismo.
Un discurso pacificador nos hace
falta a todas las comunidades y países. Voces que respeten las opiniones de los
otros y que evolucionen mediante el debate social inteligente y humanista, sin
dogmas ni fanatismos, solo de ese modo podremos tener otra clase de mundo.
Necesitamos otra calidad de
gobiernos para que “ese mundo posible” del que se habla tanto y al que en lugar
de alejarlo cada vez, podamos verlo más cerca y saber que la felicidad y el
sumak kawsay existen y pueden convertirse en la realidad futura.
El mundo necesita de urgencia gobiernos pacifistas y con la suficiente sabiduría y sensibilidad para mantener siempre la mente abierta a las voces tanto de los humanos como de los otros seres del mundo natural que nos acompañan, y con quienes compartimos la totalidad de nuestro planeta.
Y. Z.