martes, 22 de septiembre de 2009

CÉSAR DÁVILA ANDRADE
Cómo entender al poeta cuencano, que no encontró asidero en ningún lugar, no sólo me refiero al lugar físico. En su permanente destierro, las infinitas búsquedas lo consumían espiritualmente y esa impronta fue el origen de un habitar poético en el mundo, y en el único oficio que dio sentido a su no muy largo espacio de vida.

Recordemos a César Dávila Andrade en la arquitectura poética que construyó y que sobrevivirá siempre. Es el destino de los grandes poetas.


TAREA POÉTICA
(Poemario: Materia Real)

Dura como la vida la tarea poética,
y la vida desesperadamente
inclinada, para poder oír
en el gran cántaro vegetativo
una partícula de mármol, por lo menos,
cantando sola como si brillara
y pinchándose en el cielo más oscuro.

Atravesábamos calles repletas de sal
hasta los aleros, y la barba
se nos caía como si sólo hubiera estado
escrita a lápiz,
Pero la Poesía, como una bellota aún cálida,
respiraba dentro de la caja de un arpa.

Sin embargo, en ciertos días de miseria,
un arco de violín era capaz de matar una cabra
sobre el reborde mismo de un planeta o una torre.
Todo era cruel,
y la Poesía, el dolor más antiguo,
el que buscaba dioses en las piedras,
Otro fue
aquel terrible sol vasomotor
por entre las costillas de San Sebastián.
Nadie podrá mirarte como entonces
sin recibir
un flechazo en los ojos.



EN QUÉ LUGAR
(Conexiones de Tierra)

Quiero que me digas; de cualquier
modo debes decirme,
indicarme. Seguiré tu dedo, o
la piedra que lances
haciendo llamear, en ángulo, tu codo.

Allá, detrás de los hornos de quemar cal,
o más allá aún,
tras las zanjas en donde
se acumulan las coronas alquímicas de Urano
y el aire chilla como jengibre,
debe de estar Aquello.

Tienes que indicarme el lugar
antes de que este día se coagule.

Aquello debe tener el eco
envuelto en sí mismo,
como una piedra dentro de un durazno.

Tienes que indicarme, Tú,
que reposas más allá de la Fe
y de la Matemática.

¿Podré seguirlo en el ruido que pasa
y se detiene
súbitamente
en la oreja de papel?

¿Está, acaso, en ese sitio de tinieblas,
bajo las camas,
en donde se reúnen
todos los zapatos de este mundo?




OBRAS
(Materia Real)

Esos obreros malditos han comenzado a perforar
el cielo esta mañana; pero no saben
de las astucias del Otromundo
para la síntesis y la analogía, y desconocen
asimismo el vasto olor de vaca
del Cuarto Espacio.
La máscara altiva del Océano transporta
sabor de telaraña.
Bruñidas destilaciones serpean la Rama
en busca del nudo solar de los jugadores
devorados por la pelota.
Da la vuelta, cuero de hombre, para rebotar.
El bullicio en el hoyo del oído dura hasta
permitir que el sudor atraviese
el ojo del caballo.
Nada
allá se consagra sino por las derrotas de Sí Mismo,
y todo irradia por el insecto
que suena mientras
hacemos porvenir
en la cama.
Torre de marfil, Casa de Oro,
esos obreros malditos tocan la puerta:
abridles el pantano;
sus manos rasgan el papel que suena
en la cabeza del murciélago
y no toca nada aunque toda la noche y el cielo
volteen sin cesar.



PROFESION DE FE
(Materia Real)

No hay angustia mayor que la de luchar envuelto
en la tela que rodea
la pequeña casa del poeta durante la tormenta.
Además,
están ahí las moscas,
veloces en su ociosidad,
buscando la sabor adulterina
y dale y dale vueltas
frente a las aberturas del rostro más entregado
a su verdadera cualidad.
El forcejeo con la tela obstructiva
se repliega en las cuevas comunicantes del corazón
o dentro de la glándula de veneno del entrecejo
cuyos tabiques son
verticales al Fuego
y horizontales al Eter.
Y la poesía, el dolor más antiguo de la Tierra,
Bebe en los huecos del costado de San Sebastián
el sol vasomotor
abierto por las flechas.
Pero la voluntad del poema
embiste
aquí
y
allá
la Tela
y elige, a oscuras aún, los objetos sonoros,
las riñas de alas,
los abalorios que pululan en la boca del cántaro.
Pero la tela se encoje y ninguna práctica
es capaz de renovar
la agonía creadora del delfín.
El pez sólo puede salvarse en el relámpago.

……………………..