viernes, 18 de agosto de 2017

LAS CIFRAS DEL HAMBRE




LAS CIFRAS DEL HAMBRE Y LA DESNUTRICIÓN EN EL ECUADOR Y EN EL MUNDO

Ayer escuché en las noticias sobre las estadísticas de mortalidad infantil por desnutrición en el Ecuador, cifras dolorosas y en crecimiento que expresan la injusticia y la desigualdad en la distribución de los recursos alimentarios.
¿Qué pasó? ¿Dónde andan los tan mentados proyectos revolucionarios que salvarán al pueblo? ¿Quiénes se enriquecen con cada gobierno que se hace cargo de administrar el país a su antojo?

Los políticos hablan tanto y se desgañitan lanzando al aire sus teorías económicas y mercantilistas para administrar la economía, y en cada gobierno se vuelve a fojas cero en esto de la solución a los problemas de la pobreza y sobre todo del hambre y la desnutrición, de la falta de trabajo, de la educación incoherente, de los problemas medioambientales que empeoran cada vez.

Los privilegiados de cada gobierno, que se envanecen y cantan loas a sus líderes a quienes rinden culto, no han sido capaces de consultar a los desposeídos sobre cuáles son sus reales necesidades y con ellos buscar y encontrar soluciones verdaderas, sino que imponen sus condiciones favorables a ellos y a sus allegados.
Si las cifras del hambre que encubren la muerte por desnutrición en el mundo y en particular en nuestro país, no abren los ojos de los administradores de los recursos alimentarios, cuál será a la larga la solución a esta carencia que aumenta en el mundo
de un modo alarmante???? No se han puesto a pensar supongo.

Centrándonos en países como el Ecuador, donde los productos para la alimentación provienen del sector rural, cuando se habla de los emprendimientos y se hace un llamamiento para quienes con sus ideas den soluciones a los diversos problemas sociales, por qué no plantear la creación de comedores populares en todos los barrios y pueblos, en una minga que involucraría a todos los sectores sociales. No son los momentos de emergencia catastrófica que provienen de los desastres naturales los que llaman a colaborar con la alimentación de la gente, porque esta emergencia es permanente, las cifras lo están denunciando, si es que éstas no se quedan cortas frente a una realidad donde la gente come de la basura y desperdicios que los que pueden llenar sus necesidades arrojan sin percatarse de lo que sucede con los otros.

Ningún gobernante pensó que había que empezar por ahí en lugar de dar un bono que no cubre realmente esa necesidad y quizás se esfuma en hábitos como el alcoholismo y otras adicciones, males sociales que tampoco se los ha enfrentado en el ámbito de la salud y de la educación.
Si se lograra instalar estos espacios que ayudarían en la solución de los problemas alimentarios de la población, esto implicaría la participación del sector campesino,
contribuyendo de este modo a  la producción agrícola y en la venta de sus productos para llenar primero las necesidades internas antes que los negocios externos. Al mismo tiempo, estos comedores que podrían tener un costo de 0.25 centavos de dólar para los adultos y la gratuidad para los niños, darían además trabajo a la gente en la organización de la cocina, la limpieza y cuidado de estos espacios, y el gobierno central trabajaría con los gobiernos locales para organizarlos y administrarlos. Al mismo tiempo,  servirían como centros de reunión para la educación de los padres y que estos adquieran la conciencia de la importancia que tiene, la relación afectiva en la formación  y crianza de los niños.
Son formas pragmáticas para que los burócratas y gobernantes bajen de sus pedestales y escritorios y trabajen sobre la realidad social, es decir, comprender la importancia de llenar esta necesidad primordial para la sobrevivencia de los seres humanos.

Los impuestos de la gente pudiente, de los empresarios conscientes, servirían también para solucionar esta emergencia social. Los empresarios que no sólo piensan en su enriquecimiento, sino en el bienestar social, si son honestos, además de trabajar para permitirse una vida con la comodidad suficiente, podrían vivir sin el miedo a que la delincuencia les arrebate sus bienes y los peligros que aquella representa, cuestión que una educación desde la niñez y un verdadero trabajo social podría solucionar antes de pensar únicamente en la represión policial y en la construcción de cárceles para reproducir la violencia y el odio.
Esta propuesta debería ser  tomada en cuenta, al menos en el Ecuador, por la urgente necesidad de terminar con la desnutrición infantil, y entender que el primer derecho humano es llenar las necesidades alimentarias de la población.

Y:Z.

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