martes, 26 de abril de 2016

LA RECONSTRUCCIÓN





Después del terremoto en las dos provincias de la Costa ecuatoriana, con muchas víctimas y viviendas destruidas, vendrá la etapa de reconstrucción.
Más allá del dolor por las pérdidas humanas éste se acentúa por las consecuencias de la catástrofe y surgen de inmediato  los padecimientos vitales que sufren los sobrevivientes de Manabí y Esmeraldas, en especial, por la falta de agua, de comida y de ayuda médica para los heridos, calamidades que poco a poco son aliviadas, sobre todo, por la dinámica solidaria de los pueblos y ciudades vecinas y aun distantes del epicentro del sismo.

La siguiente etapa comprende la reconstrucción de las ciudades, y con ésta el análisis de la fragilidad de las edificaciones con la modalidad del bloque de cemento y varillas de hierro que colapsaron al momento del sismo.  Al ver las montañas de escombros de cemento y hierros retorcidos, nos hacemos muchas preguntas que con seguridad tienen coherencia para un razonamiento libre de intereses monetarios, y hasta para aquellos que tienen intereses monetarios, sobre la posibilidad de crear nuevas empresas de construcción amigables con el ambiente y el negocio turístico, si lo ven de ese modo.
Es el momento de buscar la forma de edificar las casas con nuevos materiales propios del lugar: el bambú o la caña guadúa, el bagazo de caña para fabricar techos, las hojas de palma, y hasta el mismo barro. Los expertos en construcciones de ese tipo con dichos  materiales me darán la razón, aunque no sea experta en construcciones, algo he leído sobre el tema.

Las universidades y la inventiva de los estudiantes de arquitectura e ingeniería, podrían colaborar en estas nuevas concepciones de la vivienda, en una minga (trabajo colectivo) con los pobladores del lugar.
Muchas veces, la mentalidad burocrática de los gobiernos de turno más los afanes políticos, entorpecen las iniciativas que podrían ser de una inmensa ayuda en estos casos.

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