lunes, 23 de agosto de 2010

ENTREVISTA REALIZADA POR WALDO GONZALEZ




Fotos: de arriba hacia abajo: 1) Con Roberto Zurbano, Director de Editorial Casa de las Américas y Waldo González: poeta y ensayista. 2) Con la directora Isabel Moya, y las compañeras de la revista Mujeres 3) Con el escritor Ernest Hemingway en un café de La Habana.

Hace algo más de dos años, hice un viaje corto a Cuba. Me dije que no me iría de este mundo sin conocer la isla de Cuba, un país con la historia todavía no lejana, de una revolución que tuvo gran trascendencia en el siglo XX, sobre todo para Latinoamérica, la revolución cubana despertó la imaginación, una energía nueva y un idealismo dispuesto a cambiar el mundo, en los jóvenes de esa generación de la cual yo formaba parte. En algo más de treinta años, todo cambió y el mundo es actualmente lo que es, y una tremenda interrogante nos deja perplejos.
Pero mejor paso a hablar de aquel viaje, que para mis ojos, tuvo ese tinte mágico que resucitaba en mí el asombro de los años juveniles.

En Cuba tuve contacto con el poeta Waldo González, de quien guardo un afectuoso recuerdo; él me hizo la siguiente entrevista, para la revista Mujeres que sale periódicamente en La Habana. Con Waldo y su esposa Mayra Hernández también escritora, pude recorrer esos barrios y sentir la atmósfera tan particular que tiene La Habana y en especial la Habana Vieja.
Antes de poner la entrevista quiero transcribir un poema del libro: Estos versos que maldigo, de Waldo González. La décima tiene importantes cultores en Cuba, y voces conocidas del Caribe profundo como la de Nicolás Guillén.

Waldo, además, realiza encuentros literarios y tertulias animadas en un sitio conocido de La Habana, donde reúne a escritores y músicos, un espacio hermoso de los muchos que hay en esta ciudad, para enriquecer esa cultura dinámica e importante que tiene y tuvo el movimiento artístico cubano después de la revolución.
Waldo González López (puerto Padre, Las Tunas, Cuba, 1946). Poeta, crítico literario. Ha publicado: Espinelas con espinas (décima 1981), Qué arde al centro de la vida (décima 1983), Salvaje nostalgia (finalista premio plural México1990? Casablanca 1995, Estos malditos versos (décima, México 1999), Panorama de la décima erótica cubana (2004), y otros poemarios y libros de crítica y ensayo. Sus versos han sido también publicados fuera de Cuba y traducidos a varios idiomas.




FALSÍAS

A Nieves y Adolfo
(sobre una idea de Mario Benedetti)

No olvida el que finge olvido
sino el que puede olvidar…
Mas no se puede borrar
todo lo que se ha vivido.
Confiesas que sí has bebido
y otras cosas no confiesas:
fingiste y mentiste, ilesas
falsías del corazón.

(La vida, como un jarrón
que se te ha roto en mil piezas.)

por Waldo González
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ENTREVISTA

Una quiteña a fondo

Destacada narradora, Yvonne posee el carácter andino de los quiteños, aunado a los rasgos definitorios de su personalidad, a saber; presencia silenciosa, mirada reflexiva, sonrisa a ratos y risa solo ocasional, nunca estruendosa, como los cubanos que, buenos caribeños, somos extrovertidos, ruidosos, carcajadas mediante, y superactivos.

En su breve estancia habanera pudo conocer instituciones, como la Editorial de la Mujer, donde sostuvo un informal encuentro, intercambiando con la ensayista y editora Mayra Hernández, visitó la Casa de las Américas, así como La Habana Vieja, que tanto deseaba conocer.

Ya de regreso a su patria, Yvonne respondió a mi cuestionario, entregado en La Habana. Aquí están, pues, mis preguntas con sus respuestas.

1-¿Cuándo te inicias en las letras, y por qué: algún familiar escritor o las muchas lecturas…?

De niña siempre me gustó expresar lo que sentía a través de la escritura, además me apasionaba la lectura. De los antiguos recuerdos, cuando descubrí que podía descifrar esos signos y conocer el contenido de artículos de revistas y las tiras cómicas que salían en los suplementos que traían los diarios de ese tiempo, sentí una alegría inmensa, entonces trataba de leer todo lo que estaba a mi alcance. Tenía una tía, la pintora, Piedad Paredes Álvarez, una gran artista, y también una gran lectora, ella poseía una biblioteca con excelentes libros. A los once o doce años, cada vez que yo iba a su casa, subía al taller y a veces leía libros que no eran precisamente para chicos. A los quince años, leí El Quijote, varios dramas de Shakespeare, algunas obras del teatro de Tenesee Williams, y llegué a leer El Amante de Lady Chatterley, una traducción del original, libro prohibido hasta para los adultos de esos años. También leía Sherlock Holmes y Arsenio Lupin, novelas policiales que me atrapaban por supuesto, después vinieron los autores latinoamericanos del boom y tantos otros. Desde los trece años escribía poemas para expresar lo que sentía, y creía que no lo hacía tan mal. También me gustaba el teatro y reunía a mis hermanos menores para representar pequeños dramones delante de la familia. Cuando estuve en la secundaria gané un primer premio de poesía, me dieron una hermosa antología que hasta ahora la tengo. Desde entonces he escrito siempre. Estudié Literatura en la universidad particular de Loja, participé en talleres literarios tanto en el Ecuador como en Argentina, y en ese tiempo publiqué ya en algunas revistas. Mi primer poemario lo publiqué en 1983, algo tardía para publicar, no tenía prisa, intentaba ser exigente con mi trabajo, después, las ocupaciones de crianza de los hijos y el trabajo para el sustento, me absorbieron bastante, aunque durante todo ese tiempo seguía escribiendo siempre, poemas y cuentos, textos que me sirvieron para publicar posteriormente en el poemario y libro de cuentos que tú conoces.

2-En tu libro de cuentos, hay experiencias vivenciales, como en toda obra literaria, pero así mismo mucha imaginación, como, seguramente imágenes que has visto y experimentado durante tu estancia en otros países. ¿Es así? Cuéntame por favor.

Sí. Reflejan, en parte, la vida agitada que tuve cuando era joven. Al cumplir la mayoría de edad, en ese tiempo veintiún años, mi mayor deseo era, salir de la casa familiar y alejarme por un tiempo. Algunos de los poemas de mi primer libro fueron escritos, aunque muchos quedaron inéditos, en ese primer viaje a Francia. Me fui con una amiga, únicamente con el pasaje de ida, así que, no podía regresar ni pedir auxilio si me hallaba en apuros porque había quemado las naves. Allá trabajaba cuidando niños, y también di clases de Español o incluso trabajé seis meses en el consulado del Ecuador, como secretaria, sólo para reunir plata e irme, porque detestaba los trabajos burocráticos, así que me fui a Inglaterra para trabajar también cuidando niños temporalmente. Viajé por Europa, a veces con amigos, otras me iba sola haciendo auto stop, pasé muchas aventuras y a veces de riesgo, pero la juventud ayuda a salir adelante; algo siempre me protegió, mi madre decía que ella rezaba siempre por mí; debe haberme enviado buenas energías. En Francia estuve también aprendiendo teatro, y me empapé de la problemática social, no solo francesa sino sobre todo latinoamericana, llegué a Francia un año después de mayo 68. Al regresar al Ecuador, me quedé un año y salí nuevamente para conocer los países que estaban al Sur del Ecuador, con la idea de hacer teatro y relacionarme con actores y artistas, y al mismo tiempo conocer la situación de los países gobernados por dictaduras latinoamericanas. Durante ese tiempo iba escribiendo poemas y las impresiones que me dejaba ese viaje; en la Argentina participé en algunos talleres literarios. Las dictaduras fascistas sudamericanas asolaban nuestros países y dejaron huellas dolorosas, fui testigo en Bolivia y sobre todo en Argentina, del autoritarismo y del terror que se vivía en esas sociedades. Vi secuestrar gente en las calles, en los cafés y en las casas, todos estábamos en riesgo de ser desaparecidos, no sólo por el hecho de pensar como pensábamos sino hasta por el hecho de ser jóvenes y tener pinta de estudiantes, hippies o artistas. Así era ese tiempo, y dejaron su marca en mi escritura, no se diga en escritores de verdadera importancia, y en aquellos “desaparecidos” de esa época funesta, como Francisco Urondo, Rodolfo Walsh y tantos otros.
Muchas cosas han sucedido en el mundo en ese lapso, entre mi época de juventud y la de ahora. Estoy consciente de cómo el neoliberalismo dejó una huella nefasta, ningún país escapó a esa influencia y en estos momentos, las consecuencias son todavía impredecibles, pero se nos viene un tiempo muy difícil. Al mismo tiempo, está siempre la idea de que el mundo puede cambiar de un modo que muchos no se lo esperan.

3- Tu hermano Luis, como sabes, vivió aquí, donde fue diplomático (Consejero Cultural de Ecuador) y publicó por Casa de las Américas otra edición de su novela histórica homónima sobre la compañera de luchas de Bolívar, Manuelita Sáenz. Él por supuesto, conoció bastante a nuestro país, pues viajamos a varias provincias, en las que realizamos presentaciones de su famosa novela Manuela y lecturas de poemas, etc. También sabes que él quedó fascinado por nuestro país. En tu caso, ¿qué te impresionó más de tu viaje a Cuba?

Yo he querido ir a Cuba desde hace mucho tiempo. La admiración que muchos latinoamericanos teníamos por la revolución cubana tuvo siempre un lugar en mi conciencia, así como tantos hechos históricos posteriores que vivieron los países latinoamericanos. Sobre todo me impresionó siempre esa fuerza que el pueblo cubano ha tenido para resistir los embates de la potencia agresora a pesar de su cercanía y por el liderazgo de Fidel Castro, ese gran conductor, como te decía, el mayor héroe viviente que tenemos en la actualidad los latinoamericanos. Antes, no tuve oportunidad de ir a Cuba, por falta de dinero y por muchas circunstancias de la vida. Pero ahora que estuve allí, traté de sentir esa historia cercana aún, del proceso revolucionario, de respirar el encanto que posee La Habana, la maravilla de ese mar y la simpatía de su gente. Fue una impresión que la guardaré siempre. Es una pena que no haya podido compartir mucho más con las personas que conocí, con ustedes, y con la gente de todos esos auténticos barrios de La Habana, ojalá pueda en algún momento volver, ya no como una turista, sino para compartir otras experiencias más humanas y sensibles.

4-Es muy hermosa tu biografía novelada sobre el libertador Antonio José de Sucre, ¿Qué te llevó a incursionar en la historia de tu país, y en esta notable figura de la misma?

Cuando trabajaba en el Centro Cultural Metropolitano de la ciudad de Quito, encontré un gran volumen de cartas de Antonio José de Sucre, me dediqué a leerlas, y pude acercarme a esos momentos dramáticos que vivieron nuestros pueblos durante las guerras de independencia hace doscientos años y algo. Las cartas son documentos tan personales, que casi sentía respirar al autor de esas misivas, y veía de cerca todas las preocupaciones y obsesiones que aquel personaje tenía para llevar a cabo su lucha por la libertad de estos pueblos. Sucre fue la mano derecha de Bolívar, el Libertador confiaba tanto en él que le encargó el mando de las guerras más importantes en el Ecuador, Perú y en el Alto Perú, actualmente Bolivia. Sucre fue nombrado general, muy joven, a los 25 o 26 años. El libro recoge los episodios vividos por Sucre desde su entrada en el territorio del Ecuador con la intención de formar el gran ejército del Sur, narra todas las vicisitudes sufridas hasta sellar, con la batalla de Ayacucho, la independencia del continente americano. Fue un reto difícil encarar esta biografía novelada que tiene más de historia que de ficción. Traté de darle un tratamiento más ameno para que no sea como leer una biografía seca y llena de datos y fechas. No sé si cumple con ese objetivo pero dicen que se la lee rápido. Por acá se está escribiendo bastante sobre personajes históricos nacionales. Mi hermano Luis ha tenido mucho éxito con su Manuela, es un personaje que seduce y ha sido recreado en forma acertada y talentosa por Luis.

6-De verdad que fueron, aunque breves, lindos momentos en la Habana contigo. Gracias otra vez, querida amiga.

Gracias a ti y a Mayra por acompañarme en La Habana y por llevarme a conocer a las compañeras de las revistas: Mujeres y Muchacha y a Casa de las Américas. Faltó tiempo, todo fue rápido pero como te decía, son recuerdos lindos que voy a guardarlos en la memoria con mucho afecto.

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