jueves, 3 de marzo de 2022

LO SABEMOS

 

Sabemos que hay un telón de fondo de las invasiones y guerras de los últimos veinte años, que detrás de las banderas que se enarbolan como símbolo patriótico hay intereses de los poderes económicos que han desencadenado las guerras de las últimas décadas. Parece que olvidaron las invasiones, destrucción de ciudades y la muerte de miles de soldados y civiles en los países de Medio Oriente. En ese entonces no hubo ninguna sanción para el invasor que en ese momento era Estados Unidos, hubo silencio y complicidad de parte de los países europeos que fueron después, como consecuencia, víctimas del terrorismo. No se trata de justificar la guerra entre Rusia y Ucrania, porque el horror de las guerras y sus derivaciones de destrucción, hambre y muerte son condenables vengan de donde vengan. 

La guerra sirve para que la humanidad se destruya, aunque se la haga en nombre de la libertad o para defender un territorio, lo que consigue es dividir al género humano en lugar de unirlo para experimentar su verdadera evolución. La industria de armas cada vez más sofisticada ha enriquecido y dado más poder a ciertos países, sobre todo cuando sus economías están en crisis, por lo tanto necesitan de las guerras para mantener sus sistemas económicos al alza. Sistemas económicos que no buscan acabar con la pobreza y la inequidad de sus pobladores porque sus objetivos son: tenerlos dependientes y esclavizados a su servicio. 

El poder sustentado en el armamentismo hace que las masas vivan para trabajar y producir para enriquecer a esos grupos que se han adueñado del mundo y han manipulado, por todos los medios, la conciencia de la población mundial, para enajenarla hasta el punto de hacerla creer que no tiene otro camino que la dependencia de sus amos para no morir de hambre. 

 La solución para impedir la autodestrucción de la humanidad es la eliminación de las armas, NO al armamentismo, NO a la violencia aunque ésta sea consecuencia de la injusticia, de la ceguera y de la codicia, es necesario seguir afirmando que otro mundo SI es necesario y que la fuerza de la energía humana y espiritual, lejos de creencias religiosas masivas y manipuladoras, tiene la capacidad creadora para convertir al mundo en un espacio protector y feliz.

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