viernes, 3 de abril de 2020

Pandemia



PANDEMIA

En plena pandemia donde la enfermedad tiene un origen todavía incierto, no sabemos si el virus fue creado o fortalecido en laboratorio, o se presenta como un fenómeno natural. Tal vez nunca lo sabremos, lo que sí podemos asegurar es que está trayendo consecuencias, por una parte, devastadoras en los seres humanos y por otro lado algo que nos muestra la otra cara de la vida y que quizás nos señala la posibilidad de que otro mundo sí es posible.

 El confinamiento de las personas obligadas a guardarse en sus viviendas, diferenciadas por el nivel social y económico en unos casos confortables y amplios espacios con jardines y patios, en otros, estrechos y asfixiantes departamentitos o cuartuchos miserables donde se refugian hacinadas familias enteras. 

La pandemia visibiliza la enfermedad crónica que padece la sociedad humana, no sólo por la miseria y desigualdad económica y social sino por la pobreza espiritual y moral  en convivencia con lo excepcional que la peste despierta en individuos con un alto grado de conciencia y solidaridad, al asumir la responsabilidad de salvar a los enfermos y a los más necesitados.

El sector minoritario que acapara la producción de alimentos y se hace cargo de la economía y de las finanzas se encuentra entre la espada y la pared. Empresarios presionados por la situación y por el incierto futuro, seguramente piensan que deberían aflojar un poco su afán acumulativo, y tratan de colaborar con acciones asistenciales porque se dan cuenta que el virus no ataca solo a los pobres, aunque estos por su situación  están más expuestos, sino que los propietarios de dichas empresas ven con preocupación que pueden quedarse sin la fuerza de trabajo que les ha permitido mantener su alto nivel de poder en las sociedades del presente, pues si la pandemia sigue extendiéndose puede atravesar sus murallas y ser ellos también víctimas de un depredador invisible que no perdona a nadie.

1 comentario: