lunes, 20 de abril de 2020

LA SALUD DEL MUNDO



La salud del mundo en grave peligro, no solo por el virus que está asolando al planeta sino por las consecuencias del confinamiento, una forma adoptada a rajatabla para combatir la pandemia cuyo origen es un misterio y que está cobrando la vida, sobre todo de los más pobres y de los viejos en el mundo. En el Ecuador, país de 17 millones de habitantes con escenarios de muerte que fueron divulgados en el mundo, debido a los grandes problemas de miseria social sobre todo en Guayaquil, ciudad puerto del país y la más golpeada por la pandemia. En Guayaquil la población ha sido históricamente postergada por todos los gobiernos, han tratado de maquillarla en la zona del malecón y sus alrededores para atraer algo de turismo, pero siendo una de las más pobladas es la más pobre y culturalmente la más atrasada por tener poco acceso a una educación que les permita conocer la realidad de su entorno y más allá, a pesar de que allí el poder acaparador de la economía tiene su bastión y donde se hacen los grandes negocios de exportación de la producción agrícola y pesquera, por allí sale al exterior el petroleo y la minería. Es una muestra y un espejo donde se pueden mirar otras ciudades latinoamericanas de similares condiciones.

La miseria que sale a flote con la pandemia, no sólo en América sino también en los otros continentes da cuenta no solo de la pobreza y de las injusticias sociales, sino  de la enfermedad moral y espiritual de los seres humanos confinados en sus refugios. El hambre se agudiza en los grandes sectores de las sociedades que han vivido, día a día, de las mil formas que inventa la pobreza para sobrevivir en el sistema de la oferta y la demanda, aparentemente sin opción para subsistir de un modo diferente.

En el Ecuador, ciudades como Quito y Guayaquil y las menos grandes de la Costa y de la Sierra, tienen a la venta ambulante como medio de subsistencia, a través de ésta ofrecen baratijas, comida elaborada, verduras y fruta, los jornaleros inundan las barriadas centricas sobre todo, y este subsistema permite que los otros pobres y desocupados puedan comer y adquirir productos al alcance de sus escualidos bolsillos, nos  preguntamos constantemente si las insignificantes ventas que realizan podrán dar de comer ese día al vendedor y a su familia.

Qué ha sucedido en estos tiempos del coronavirus cuya voracidad es incontrolable, el gobierno central y los gobiernos locales intentan con el ejército y los guardias municipales, impedir las ventas ambulantes poniendo multas, arranchándoles su pobre mercancía y dejándolos en la mayor indefensión, algunos de los ambulantes reprimidos declaran que prefieren morir por la peste que por hambre.  Muchos esperan en vano los kits de alimentos que no llegan a la gran mayoría, de igual modo el bono solidario de sesenta dólares para familias sin recursos. Éste es el escenario y las enormes dificultades que enfrenta  la sociedad ecuatoriana sujeta a unas medidas que no contemplan la realidad desoladora del país y que es tambien un reflejo de lo que sucede en Latinoamérica.


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