AÑO
2018
Empieza este año 2018 con las secuelas del
17, nada nuevo bajo el sol, sólo la lluvia incesante que lava la tierra con la
intención de lavar también la mente y el corazón humano, o el sol implacable
que derrite los malos pensamientos.
La cantaleta de los medios, la sonrisa de los
gobernantes y la transpiración de los ex gobernantes incrédulos ante la realidad
de ya no estar en el primer plano de la fotografía, ni siquiera en el segundo. Es
de sabios aprender de cada experiencia, de los errores y de los aciertos. Ni los genios de la historia política universal,
pudieron mantenerse en lo alto de modo permanente, y acabaron por ser derrocados, vencidos y hasta vejados
en su descenso.
Así es la vida, mientras más alto se sube más
dura es la caída, es la ley de gravedad que corre para todos los mortales. Debido a esa ley física inevitable también en
estos casos, los políticos aspirantes al poder, tendrán que limpiar su visión,
lavar su mirada para darse cuenta que la gloria es efímera y la vanidad una
sensación que los engaña y coloca en situaciones absurdas y desconcertantes.
Todavía no hemos visto al gobernante que se
ocupe de los problemas más apremiantes, en general les preocupa el qué dirán,
qué dirá la prensa, qué dirán los habladores de siempre, los que defienden sus
intereses y sus negocios bajo el pretexto de defender al país.
La inmadurez y falta de sabiduría hace que
las sociedades vayan de tumbo en tumbo, como dicen. Sujetos a un sistema
económico mundial que ha cercado a los países, y a leyes opresoras que
empobrecen cada vez más a las grandes masas. Si no, vean, entre otros casos, a
la población de homeless en los Estados Unidos, una masa creciente que
horroriza a quienes todavía tienen un lugar donde acogerse cada día. Gobernantes ciegos, incapaces de percibir la
tragedia que vive el supuesto país más rico de la tierra, donde se hacen los
grandes negocios, considerados legales y también los ilegales. Hay una
incapacidad para ver la enorme amenaza para la supervivencia que significa la
miseria en el mundo, no sólo física sino espiritual, igual escenario se da en
Europa y en otros países. Para colmo, las
guerras inventadas, acrecientan el caos y el desamparo de los seres humanos
en nuestro mundo. Piensan acaso
refugiarse en Marte y hacer negocios donde nadie los moleste???
La necesidad de un vuelco en la conciencia de
cada individuo es evidente. ¿Qué les parece?
Eso pretende la presente reflexión al entrar en el segundo mes del nuevo
año.
La droga, representación material de la tendencia
mundial a escapar de la realidad, está consumiendo la vida y la mente de los
seres humanos. Alguna vez, un cantante
de nuestros pagos que hacía o hace
música protesta, hablaba a jóvenes roqueros y les decía que él no consumía
droga porque amaba su lucidez, padecía de ataques epilépticos y por esa razón
valoraba con gran sabiduría los espacios de lucidez que tenía en su vida. Este ejemplo nos sirve para que quienes se
consideren cuerdos en este loco mundo en el que habitamos, sean capaces de descubrir los puntos neurálgicos desde donde
podría originarse la forma de remediar la enfermedad social que nos está destruyendo como humanidad.
Armarse hasta los dientes para combatir el
narcotráfico, construir más cárceles para recluir a los delincuentes y
consumidores tampoco ha representado la solución, estamos siendo testigos de
cómo sigue creciendo el narcotráfico, el consumo, y con ellos el crimen. Y es
que la droga significa enriquecimiento
para quienes están implicados en este negocio, y evasión de la realidad para
los consumidores quienes creen fortalecerse para enfrentar la vida y dominar
las situaciones. Se considera que la vida como se nos presenta es algo
inevitable, y, que hay que luchar contra todo y contra todos para lograr la
añorada felicidad que para el actual sistema de vida significa ser rico y ser
un ganador (un winner). Si ustedes ven cualquier programa de los medios, estos
tienen como objetivo eso, el dinero y ganar a cualquier precio, poniendo en
riesgo la vida misma. Nos envuelven y atontan con esos concursos, muchos de
riesgo, donde los pobres humanos parecen muñecos maltratados para superar los
obstáculos resbaladizos e inalcanzables con el único propósito de obtener un
puñado de dólares y tal vez la fama inútil de aparecer en algún hueco
farandulero. Quien no tiene ocasión para
demostrarse o demostrar a los otros, ser un ganador, se considera un fracasado
y la alternativa que la sociedad le presenta, es entregarse a la gran debilidad
del alcoholismo y la droga para sentirse ganador ficticio por unos instantes,
aún a sabiendas de que eso le destruirá, a larga o a la corta, la salud física
y mental y terminará siendo una piltrafa esclava de toda manipulación.
Ni las armas ni las cárceles han sido la
opción, como hemos constatado, cada vez que las masacres se repiten, no han
terminado con el crimen, con el tráfico de narcóticos y de personas, que
involucran la prostitución.
La educación es el arma que eliminará estos
males. Humanizar la educación, partiendo de la vida concreta que sufrimos en la
realidad del entorno de cada día, reeducar a padres y maestros es la clave para
crear una sociedad nueva, que rechace estas formas de vida, falsas y
autodestructivas. Y los medios de difusión masiva tienen en sus manos la
responsabilidad de restaurar este mundo, para alejar los malos augurios y
salvar a las sociedades, impulsando programas que cambien la visión grosera y
vulgar de la vida por las múltiples vías que el Arte, la Filosofía, la Psicología, la Antropología, la Naturaleza y otras ciencias,
nos enseñan y demuestran que la historia del ser humano abarca dimensiones que
nos pueden abrir los ojos y que nos orienten hacia objetivos de felicidad
verdadera y solidaria.
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