jueves, 18 de noviembre de 2010

Presentación de libro en la feria de Caracas






Hace dos días regresé de Venezuela, allí asistí a la feria exposición del libro de este año. Fue grato haber integrado la delegación de escritores enviada por el Ministerio de Cultura, para realizar actividades en la feria del libro de Caracas. Es bueno de vez en cuando participar de estos encuentros culturales donde se dan cita varios países. Cierto es que en dos días y medio es difícil hacer mayor contacto con escritores, editoriales, etc. Con tanta gente y tantas actividades supongo que tal cosa se va dando, luego, vía internet. Fue bastante rápido pero lo suficiente para que queden en la retina algunas imágenes de la Caracas de hoy. Es la primera vez que viajo a ese país y fue interesante. Me llevé algunas impresiones, casi como fotografías: las amplias autopistas con ese tráfico infernal que te toma dos horas o más en llegar desde el aereopuerto a la ciudad. Intentamos con una amiga, la víspera de nuestro regreso, ir una mañana en metro al centro para ver algunos edificios interesantes, uno de ellos la casa de Bolívar, pero nos tocó una tarde de aguacero torrencial, todo cerrado, obviamente era domingo seis de la tarde, hora loca para visitar museos; tuve que esperar, bajo una saliente de uno de los edificios, a una querida amiga, que heróicamente y sin discutir, se atravesó la tempestad con una bolsa plástica en la cabeza para cumplir con el anhelo de conocer la casa de Bolívar. No tuvo suerte tampoco, y regresó empapada al lugar donde yo la esperaba toda mojada por la lluvia. Así que tuvimos que volver al hotel sin haber cumplido con ese ritual turistico. Pero me gustó viajar con la gente en el metro, acompañando esas rutinas del caraqueño popular.
La gente es seria pero amable, se siente cierta calidez propia del caribeño. De paso, en esa urbe de concreto rodeada de verdor no debe ser fácil vivir. Me impresionó el caserío inmenso que trepa las colinas, supongo que el gobierno popular de Chávez se está ocupando de mejorar las condiciones de vida de ese conglomerado enclavado en las barriadas pobres. Faltó tiempo para conocer algo más sobre el asunto.
En la feria hubo muchas actividades culturales, me sorprendió la cantidad de gente comprando libros en el stand de la editorial Monte Ávila que vendía los libros muy baratos; hacían colas muy largas para pagar por la pila de libros que cada persona llevaba. Situación que habla de una gran preocupación por leer y eso en una sociedad es un gran avance. Bien por Venezuela. Uno aprende a ver y a querer a Latinoamérica como a una patria común. Sin entrar en discursos líricos, esa sensación es entrañable.


PRESENTACIÓN DEL LIBRO DE SARA VANEGAS COVEÑA

MÍNIMA ANTOLOGÍA POÉTICA

Sara Vanegas Coveña destaca entre las voces poéticas actuales más importantes, que el Ecuador ha dado a la Literatura.
De Cuenca, la ciudad que vio nacer a César Dávila Andrade, nuestro poeta mayor, viene Sara a ocupar un alto sitial bien merecido en un país donde las voces femeninas en poesía son raras o efímeras. Su obra tiene la consistencia literaria y la importancia de la mejor poética reconocida no solo en el Ecuador sino internacionalmente. Tengo el inmenso placer de realizar hoy, la presentación de esta su Mínima Antología Poética, una selección de textos esenciales tomados de un gran volumen antológico que salió publicado hace poco en la Casa de la Cultura Benjamín Carrión.

La poesía de Sara está concebida desde el silencio, unida, como en acto de meditación, al espíritu de las rocas, al de los arrecifes marinos, a los misterios del desierto, del temido mar, y a lo substancial de la naturaleza humana que declina con el atardecer. En ese instante de aislamiento, la voz poética de esta autora nos transporta de la serenidad contemplativa a cierta sensación de cautiverio entre muros invisibles. Los versos aparentemente herméticos han sido concebidos y estructurados con una inteligencia creativa que no deja palabras al azar.

tu sombra que sangra en los arrecifes
chorro de crudas amapolas
mancha estos signos
inútiles
este silencio
me vuelve

roja estrella en tu costado oscuro

Versos que susurran distancias y ausencias que duelen. La poesía nos llega como tallada en el aire; el sonido de las palabras abrazan los significados de la vida; la sensualidad brota como un reflejo en la visión nocturna del poema.
Pájaros, ciervos, dunas bajo el cielo ardiente, peces y aguas cristalinas laten en las alas del poema como un canto que se ha posado en cada verso. Pero también el costado amargo surge de repente en el poema 7, con sus demonios sombríos llenos de presagios y aflicciones.


escupo tu nombre en el agua
mientras la noche lanza sus escorpiones
(sobre mi corazón
averiado y cobarde)
la luna cada vez más alta
el aire en llamas
y el agua…


el agua que envenena mis labios

Descubrimos imágenes que expresan sortilegio y conjuro al mismo tiempo, y constituyen el espíritu del poemario. Versos libres como aves que describen un mensaje, son percepciones que nos aproximan al mundo de Sara Vanegas al leer sus textos. Un mundo donde pervive el arte inspirador de su escritura, cuando en su libro Al andar, aparece el poema Púrpura, surgido de su admiración por un cuadro de Magritte, el poema Ave del paraíso que nació cuando la voz de una cantante egipcia la deslumbró, pero también la grandeza eterna de las sinfonías de Beethoven o la armonía de otros maestros de la música universal, fueron los ámbitos donde esta autora ha encontrado sus “estados de gracia”, como ella denomina a los momentos luminosos que hacen brotar la música que contienen estos versos.

alguien sobre el pico más alto del mundo
toca una trompeta:
las criaturas más bellas y las más infames
acuden al llamado

todas se miran en el agua y olvidan su
rostro

Como en la poesía del universal Walt Whitman, cuya mirada se extendía hasta el horizonte, siguiendo la luz del sol o la oscuridad de las sombras, abarcadoras de campos, ríos, montañas y océanos, metáforas cósmicas y telúricas donde iban implícitos el amor por la vida y su pasión por la humanidad, también en esta poética de Sara Vanegas encuentro un canto vital a la naturaleza y a esos seres humanos próximos o lejanos, que despertaron sentimientos de amor o de dolor. Cómo lograr ese estado espiritual en medio de un mundo tan complejo, tal vez sólo sabrá hacerlo alguien que pueda sortear los abismos y elegir la claridad de esta vida sin equivocarse, con un equilibrio propio de los sabios o de los santos.
Sin duda, la poesía de Sara Vanegas logra en sus textos, ese equilibrio entre las luces y las sombras, fusiona las certezas y las dudas de este mundo, nos deja su mensaje humano y la maravillosa resonancia de la palabra poética.
Y.Z.P

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