SILENCIO Y COMPLICIDAD
El silencio ante el horror de la guerra que ha herido a Medio Oriente no puede mantenerse, porque expresa aceptación del exterminio de dichos pueblos y una manera de participar de la complicidad que hipócritamente imponen los gobiernos de este mundo decadente en el que nos ha tocado vivir. La masacre despiadada a los palestinos por parte del gobierno fascista y demente de Israel, que reproduce al psicópata que en otros tiempos sacrificara a los judíos, toma venganza con quienes no fueron parte de esa infame historia.
El regreso del fascismo, que asesina niños y personas desarmadas resucita con una crueldad sin límites, en este caso, para apoderarse del territorio que pertenece al estado Palestino. La violencia ejercida por Israel no es solo de ahora, lo ha hecho sistemáticamente desde hace décadas, y la respuesta de Palestina al no tener el armamento que posee Israel bajo la protección de Estados Unidos, acude a la organización de grupos armados que a su vez realizan acciones violentas para contrarrestar y detener la ocupación territorial creciente.
Las agresiones y matanzas entre pueblos en la historia de nuestro planeta sólo han dejado devastación. El criminal armamentismo de las sociedades salvajes de este tiempo nos someten con sus mentiras y sus bombas atómicas, que ya usaron para aniquilar ciudades como Hiroshima y Nagasaki, manteniendo arsenales repletos de armas nucleares. Increíblemente ahora se rasgan las vestiduras con su hipocresía habitual bajo el pretexto de que no pueden permitir el uso de la energía atómica en la tecnología de Irán, una vez más, como en los casos de Irak, Libia, Siria, Afganistán, etc, provocan una guerra destructiva bajo el engaño de la posesión de armas de destrucción masiva esta vez en el enfrentamiento con el país persa. Pero conociendo las mañas del gobierno norteamericano y su colega, les hicieron frente y se defendieron con las mismas leyes de fuego y muerte bajo las cuales se han amparado siempre los cobardes ofensores. En esta guerra lo único que ganarán los sionistas es un antisemitismo que ya se está despertando globalmente, no es justo que los judíos que no participan de este demencial genocidio paguen las consecuencias de las acciones ejecutadas por psicópatas aleccionados por el fanatismo religioso.
Por otra parte, en nuestro continente el neo fascismo se manifiesta con la persecución de los inmigrantes latinoamericanos por el gobierno de ese país de inmigrantes. El pretexto que pone el gobierno estadounidense para perseguir a los inmigrantes latinoamericanos es el consumo generalizado de droga en su país y también en Europa. La droga que exportan a Estados Unidos y Europa desde Latinoamérica tiene sus compradores e importadores en los países del llamado primer mundo, quiénes son, dónde están, por qué no lo investigan allá donde tienen ese negocio lucrativo. Es insólito que echen la culpa a los latinoamericanos que van en busca del “sueño americano” cuando el foco del infame negocio de la droga está en aquellos países consumidores. ¿Cuál es la raíz del problema que padecen las sociedades sobre todo del llamado primer mundo? ¿Por qué la tendencia a evadirse de la realidad de su entorno? Habría que investigar en su sistema de vida, en esa triste cultura que quiere dominar el mundo, una cultura basada en la agresión, en la codicia, en la manera de maltratar al otro para llegar a ser un ganador, todo eso está presente en muchas de sus manifestaciones culturales: el cine, la música, los libros; son las fuentes que denuncian la realidad social aún sin proponérselo conscientemente y permiten descubrir el virus letal que devora y destruye a la sociedad global.
En el otro extremo está también la búsqueda de la verdadera vida presente en la naturaleza, la que inspira una reflexión consciente sobre nuestras acciones, el espejo donde tenemos que reflejarnos para encontrar el camino y la orientación. Las religiones como instituciones son un error porque arrastran al fanatismo y dividen a la humanidad, pero hay algo intrínseco que nos une a la vida de la naturaleza y del cosmos, no como una apariencia sino como realidad y verdad.