martes, 20 de agosto de 2024

FUTURO

 

 

El futuro, sin duda, es resultado de las acciones pasadas y presentes tanto en el caso de  los individuos como en el de las colectividades.

 Abrumados por el desconcierto y el caos de la época actual, algunos seres humanos intentan alcanzar cierto equilibrio para darle significado a la vida que aún poseen y avanzar en su tiempo vital  por la pendiente trazada para dar a su existencia un sentido humano y creativo; en otros casos, simplemente,  dadas las circunstancias hostiles para muchos,  sobrevivir  a la adversidad en la medida de lo posible.

 Los políticos hablan y repiten una y otra vez el verbo luchar en sus campañas para llegar al poder. No sabemos realmente lo que encubre dicha palabra: se trata quizás de un afán, una ambición  personal de alcanzar poder,  o quizás el sueño del héroe, de perseguir una quimera que llevada a la realidad significa enfrentar a un enemigo.  Sabemos por la historia que casi siempre se ha recurrido a la guerra y a la violencia para luchar contra las injusticias sociales, se dice que ése ha sido el medio para avanzar en el desarrollo evolutivo, pero la verdad es que no hay la certeza que confirme lo dicho, y, el mundo de hoy es quizás tan injusto como en el pasado, quizás más sofisticado y tecnológico para reprimir y eliminar toda posibilidad de que la población se rebele contra los poderes opresivos que en tiempos actuales manejan la sociedad globalizada.

 Los personajes que gobiernan los diversos territorios obedecen la misma línea, el mismo modelo. El mismo esquema institucional se repite en todos los países, una copia, un remedo del cual no pueden apartarse.  Instituciones que alguna vez regularon en cierta medida la codicia descontrolada, hoy están infestadas de corrupción y complicidad, poniendo en primer plano la voracidad por el poder que permite acaparar bienes, dinero y la explotación de recursos naturales, acciones nefastas que reproducen los escenarios de guerra y violencia que estamos presenciando.

 Frente al mundo caótico de nuestros días, hay miles de soluciones, si los seres humanos no estuviéramos tan ciegos y embrutecidos por las adicciones, por la codicia que arrastra a la acumulación,  a la apropiación  desmedida de bienes, de dinero y de poder sobre los otros. Si tuviéramos la lucidez  suficiente para liberarnos de la manipulación asfixiante y  la capacidad .de entender que seguir el ritmo manso de la vida reflejada en la generosidad del entorno natural y en  los afectos humanos,  sin duda  obtendríamos la opción real para ser más felices.  En tal caso el humano pondría en actividad su potencial creativo y la conciencia alerta para reconocer y proteger la vida de la cual formamos parte en esa cadena infinita que nos conecta con el ritmo del universo.

jueves, 30 de mayo de 2024

CONSEGUIR LA PAZ

CONSEGUIR LA PAZ 

  Sería fácil si los gobiernos mundiales asumieran la decisión de obtener la paz, pero no quieren detener la guerra y la caída hacia el abismo, consideran lícita la matanza entre bandos opuestos con el fin de apoderarse de territorios para el latrocinio y la depredación de recursos materiales y naturales. 

Inexplicable sinsentido, la existencia de las leyes de la guerra, el reclutamiento forzado para ir a matar o a morir, expresan lo elemental y primitivo de la inteligencia humana que pretende llegar a las estrellas pero no considera, ni por un instante, el uso de la tecnología para investigar y desterrar el instinto destructivo y de agresión hacia sus semejantes. Gobiernos empecinados en usar su arsenal, cada vez más sofisticado, para utilizarlo en matanzas y crímenes espantosos. Gobiernos fanatizados, que en su primitivismo y demencia creen en la venganza como una religión para borrar pueblos y poblaciones, sintiéndose, por su fanatismo sectario, honrar a sus egos sanguinarios, a su enfermedad mental que no razona sino que entregado al mal y a la crueldad conduce a su rebaño al exterminio de los otros, sabiendo, quizás en el fondo, que tendrá como consecuencia el exterminio de su propio pueblo, como el mar cuando retrocede y regresa en un tsunami para devorarlo todo. 

Si el monstruo demencial está en cada uno de los seres humanos, cuando estos no saben controlarlo en sí mismos, la ciencia, aquella que ha encontrado el verdadero camino, debe tener como objetivo esencial, descubrir el punto donde tiene origen la violencia de los seres humanos y lograr esa mutación que transforme el mundo en un lugar para vivir y experimentar el altruismo, eso que denominamos felicidad y que la expresión estética más elevada nos señala como el camino de salvación para el planeta y sus habitantes.

jueves, 23 de mayo de 2024

SOLILOQUIOS

SOLILOQUIOS 

 Un día seco, debería tomar agua. Un sol candente nos abrasa y nos abraza en cierto modo. Estoy en la puerta, apagué el televisor, estoy harta de su ruido aturdidor aunque a veces hace falta para ver algo que nos ponga en contacto con el mundo y tomar distancia de esa nostalgia que nos visita a menudo. Hay una atmósfera amodorrada pero estoy bien protegida por la sombra del árbol que me acompaña. A pesar de todo lo que aconsejan y que no nos sirve a todos, amo la soledad, no siempre pero la mayor parte del tiempo a pesar de que, a veces, los pensamientos provoquen sombras premonitorias. 

Desde los años que mi piel marchita acoge todavía, hago viajes al pasado y al futuro o a los sueños sin tiempo que transito mientras duermo. Los años traen esa sensación perezosa de no hacer nada, como un privilegio que antes lo negábamos por la ansiedad que en la juventud nos perseguía para solucionar los problemas del momento : “cuanto antes mejor”, decíamos cuando vivíamos con alguien a nuestro lado, no sé si porque temíamos ser juzgados o porque perseguíamos una tranquilidad artificiosa, que daría pauta a otra inquietud artificiosa. No sé, todavía hay códigos indescifrables, todavía somos humanos

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Estar aquí y ahora, qué difícil cuando estás dentro de un sistema del que buscas escapar como de una cárcel que el mismo entorno oficial se encarga de darte los medios para huir de la realidad y mirarte en espejos falseados, aunque ésta sea la ocasión para observar, para mirar hacia adentro, penetrar un paisaje brumoso y descubrir laberintos interiores. 

A ver..., que hay afuera: el cielo blanco con ligeras nubes grises, todavía hay luz de día y escuchas el ruidoso tráfico del otro lado de la pared del jardín. Cabecea el zumbido de una mosca, oyes el sonido grave de un avión invisible que se abre paso entre las nubes para ingresar al azul celeste, apenas perceptible. 

 

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 La bisagra al abrir la puerta tiene un ruido añejo, La puerta cruje cada vez que el vecino sale al patio para ir a la calle. Cuando lo encuentro saluda levemente con ese saludo breve y desconfiado. Alguna vez discutimos por problemas del vecindario y luego el silencio, lo escucho cuando cruza discretamente el patio para evitar el encuentro. El sonido de la puerta denuncia su presencia, quizás para que los vecinos sepan que está allí, que existe y que está vivo. Mis discusiones con los gatos en el jardín a veces lo alertan, y, al entrar escucho el sonido de su puerta como señal de que no se ha ido, que está solo pero que aún puede hacer algo, salir en bicicleta o algún corto diálogo con el otro vecino. 

El hombre que habita el cuarto con la puerta que se abre, a veces, seguirá allí para siempre, lejos de la algarabía de los días festivos

lunes, 15 de enero de 2024

EL GERMEN DE LA VIOLENCIA

EL GERMEN DE LA VIOLENCIA 

 

Vivimos en un mundo en perenne conflicto, donde la justicia es vista desde lejos, solo para ser mencionada en circunstancias críticas, o cuando al poder y gobierno en ejercicio de cualquier país, le conviene manejar a su antojo las instituciones judiciales que generalmente dependen de éste, por no ser la Ética y la Felicidad, el centro, principio y fin de la organización colectiva. 

La destrucción y el crimen fruto de la demencia de los individuos, arroja a la humanidad al abismo de guerras y masacres. La violencia y el miedo es el signo letal de nuestro tiempo, que si lo contamos desde la memoria histórica, siempre ha significado un retorno a la miseria, a la pobreza a la locura de las sociedades que después del exterminio que significan las guerras, pretenden reconstruirse o son rehechas de un modo semejante a las anteriores etapas, asentándolas sobre las mismas características nefastas, porque los gérmenes de la agresión: codicia, alienación, fanatismo, jerarquías ciegas, injusticia, sumisión y obsecuencia, no han desaparecido. 

La Democracia es un concepto interesante al interpretarlo como “el poder del pueblo”, cuestión que no ha llegado a concretarse realmente en ningún país, si observamos el panorama global; no obstante, siempre con la esperanza de que en algún punto luminoso de este planeta en penumbra pueda existir una pequeña localidad, una minúscula sociedad donde se practique la Ética y la Democracia. Por lo general, el mundo está gobernado por líderes autoritarios que se sienten imprescindibles y a raja tabla quieren construir sociedades copia de las otras que crecen en el cemento, y estos jerarcas hacen lo imposible por imponer desde su “alta investidura” proyectos autocráticos sin consultar a los demás, a quienes ellos consideran el rebaño necesario dispuesto a seguirlos hasta las últimas consecuencias. Son jerarquías que viven en negación, bloqueadas por sus creencias y a la sombra de unas cuantas opiniones enajenadas que alimentan sus egos. 

Incapaces de mirar el espíritu de las sociedades humanas que nada tiene que ver con las religiones, es decir, aquella necesidad de enriquecer el mundo interior que va más allá del cemento, la comida y el entretenimiento. Vacío que no puede ser llenado por el consumismo y la materialidad grosera, porque buceando en el alma humana adormilada del presente, existe la necesidad de una búsqueda interior en cada individuo, para conocerse a si mismo y relacionarse conscientemente con su entorno natural y social. 

Al encontrar su camino, el ser humano tendrá la suficiente capacidad para dar sentido a su vida en una actividad coherente y con la cual pueda identificarse, para que el trabajo no signifique sufrimiento y pueda dar cabida a formas de expresión que permitan exteriorizar esa vida interior. Cuando el ser humanos no ha encontrado las vías de comunicación y de realización espiritual en su contacto con el mundo exterior, toma el camino del resentimiento y de la agresión, cuestiones que se proyectan en la violencia, llámese, social, política, delincuencial. Todas aquellas expresiones de ira explotan y surgen de un estado anómalo de los seres humanos frustrados, asfixiados por la marginalidad no solo física sino emocional e intelectual, y con el crecimiento de las ciudades y el desarrollo de la tecnología, tienden a agudizarse en poblaciones urbanas y rurales, y buscan liberar esa condición en forma vengativa por los caminos de la muerte y por la eliminación de los otros y de sí mismos. 

 Si volvemos a la primera infancia del ser humano donde se origina este mal, encontraremos su raíz en la educación autoritaria, en las formas punitivas que ejercen sobre el individuo las instituciones, para asfixiar la curiosidad, el juego, los primeros indicios de exploración hacia el conocimiento del entorno y de sí mismo, que el niño en esa primera etapa de vida mira con felicidad, ignorando que la familia, las religiones y demás instituciones, le exigirán pagar su cuota de sufrimiento y le demostrarán que la felicidad en la vida no es gratuita y que con mucho esfuerzo y sacrificio, dejando en el camino jirones de humanidad, podrá alcanzarla en lo material por lo menos, o lo más probable en el más allá según las religiones, en este caso, si cumple con las leyes divinas  involucradas con las imposiciones del poder para mantener la sumisión y la carencia de libertad, junto a los ámbitos civiles y militares que gobernarán arbitrariamente su corto o largo camino por este mundo. 

El signo de las sociedades futuras tendrá que ser: el encuentro con la felicidad humana a partir de una educación coherente que motive a la niñez con actividades que lo conduzcan a sentir la necesidad de conocer el mundo natural de las plantas y de los animales en huertos y granjas para acercarse e identificarse con la vida de la naturaleza, el juego, condición natural y fundamental en la infancia, el ejercicio de las manualidades y de la creatividad en el Arte y las artesanías, la necesidad de expresarse a través de la escritura, la práctica de la lectura y los inicios en las matemáticas; un aprendizaje dinámico en lugar de tratar de introducir en su cabeza aprendizajes teóricos que nada tienen que ver con su realidad presente ni con la edad de niños y adolescentes, porque en esta etapa es necesario sembrar la semilla del conocimiento a través de la natural curiosidad que poseen y que continuarán desarrollando en el curso de su vida al optar después por la profundización en las ciencias, lo cual les permitirá elegir su propio camino en ese sentido. Hacia ese horizonte deben orientarse las nuevas sociedades, suprimiendo los obstáculos que signifiquen sufrimiento y violencia física o mental, la única vía en la sanación de esa enfermedad que nos aqueja a las sociedades del presente.