REALIDAD,
FICCIÓN Y PARADOJA EN EL ARTE CINEMATOGRAFICO
El cine
es un arte completo y complejo: música, artes plásticas, literatura, fotografía,
dramaturgia, y toda la gama de expresiones estéticas que integran la cinematografía.
Creación
e imaginación entretejen las historias que el cine nos ha entregado desde sus
inicios.
Grandes
producciones clásicas, que todavía hoy admiramos, sobreviven al paso del tiempo
y han sido el modelo que ha inspirado al cine del presente y han contribuido a
su evolución con la aparición de la nueva tecnología. Me refiero al gran apoyo
que recibe de la herramienta virtual
para crear efectos cinematográficos con los cuales resuelve problemas que antes
para lograrlo era necesario que construyera escenarios costosos y contratara a
miles de extras en las grandes producciones como fue el caso de Ben hur o
Espartaco, en las cuales necesitaron innumerables
recursos escénicos. En Espartaco de Kubrick, por ejemplo, es posible admirar la
recreación de las legiones romanas alineadas, desfilando en formaciones
perfectas, con el propósito de reflejar con
gran fidelidad la realidad de los hechos y lugares en los que se desarrollaba la historia. narrada.
Gigantescas
estructuras fueron construidas como escenarios para películas de principios y mediados
del siglo veinte, si recordamos la primera versión de King Kong o la legendaria Lo
que el viento se llevó. El trabajo
monumental de realización no sólo se ocupaba de reflejar los exteriores de la
historia contada sino también el
interior de los personajes, tarea titánica que llevaban a cabo con genialidad
los grandes realizadores de la cinematografía mundial de aquella época,
incluyendo en ello a Charles Chaplin y su obra imperecedera.
En la
década del setenta se estrenaba 2001
Odisea del espacio, la obra maestra de Kubrick, todavía no existe otro film
sobre el tema, en mi opinión, que lo supere en arte y en contenido filosófico.
Se han realizado muchas películas con grandes efectos visuales y virtuales, sin embargo el viaje que nos
propone Kubrik en 2001 Odisea del espacio
alcanza un nivel artístico excepcional.
En el
cine europeo de antaño, la primera versión de Los miserables cuyo personaje protagónico fue interpretado por Jean
Gabin es una de las grandes producciones de ese tiempo, la Nouvelle Vague francesa, llamada
así por el nuevo estilo que imprimía a sus películas, el realismo italiano, el cine
de Bergman, el de Buñuel, el cine inglés contestatario de la época y también el
de aliento poético en muchas películas rusas.
Es un ciclo en el tiempo, que rompe muchos esquemas del cine tradicional
que se había hecho hasta entonces.
La
industria del cine, hoy en auge, nos permite entrever el enorme trabajo que
implica la realización de una película, sea de antes o de ahora y la necesidad que tienen los productores y realizadores, de
formar un gran equipo. Junto al director están: el asistente de dirección,
director de arte, guionistas, continuistas, iluministas, sonidistas,
diseñadores, maquilladores, camarógrafos, dirección de actores, entre otros
técnicos y profesionales del cine.
En esta
época presente, llena de acontecimientos confusos y salpicada de guerras en
medio oriente sobre todo, los afanes bélicos pesan más que las voces
pacifistas, el cine en muchos casos, refleja
esa realidad, pero el cine mediocre añade con cierta dosis malsana lo más vendible
para esta clase de productos, es decir, los componentes de violencia y crimen que
exigen ensangrentar las escenas y poner los efectos de velocidad y sonido
suficientes para llevar al espectador al paroxismo y elevar su nivel de
adrenalina, como lo aconsejan la publicidad de tantas cosas para asegurar su
éxito en el mercado. Por lo tanto se lo
puede considerar como un cine de evasión y
de manipulación, y en los peores casos, como instrumento de inducción a
prácticas perversas y destructivas. Sobre todo, porque la inmadurez de un público masivo, que no ha sido educado como
espectador crítico y por esa causa también carece de sentido estético, es
fácilmente sugestionable y tiende a imitar las acciones vandálicas o violentas
que se muestren en la pantalla. Este último análisis sobre el tipo de películas
referidas, no pretende ser moralista sino mover a la reflexión acerca de los
contenidos fílmicos, para poder identificar lo que significa el arte
cinematográfico y diferenciarlo de los tantos engendros que pueden atrofiar la
conciencia y el lado sensible de la gente. Pero sobre todo, es la educación de
una sociedad la mayor responsable en la formación de espectadores críticos y
conscientes.
Pasando
al verdadero arte cinematográfico, encontramos que actualmente se realizan
películas de un gran nivel artístico, unas permiten la distensión de la rutina
estresante, otras la reflexión y el debate cuando los contenidos tocan temas densos
que reflejan a la humanidad en su dura realidad pero que han sido llevadas con
inteligencia y creatividad.
De todo
este mar de películas y videos que produce el cine contemporáneo, nombraré unas
cuantas hechas con amplia conciencia estética que a los cinéfilos nos dan una
visión certera de lo que significa el buen cine: muchos de estos films no han
sido premiados ni tampoco muy difundidos en nuestro medio: El
paciente inglés de Anthony Minghella; El
cielo protector de Bernardo Bertolucci; ambas basadas en obras literarias; En la cuerda floja de James Mangold con
Joaquin Phoenix y Reese Witherspoon, la historia de un cantante de música
country con soberbias actuaciones. Bastardos
sin gloria de Quentin Tarantino,
cuyas películas tienen un componente violento llevado a la exageración pero
desde una visión sarcástica, es un cine inteligente para un espectador maduro que
puede mirar con mente abierta y crítica lo absurdo de la maldad humana; Blue Jasmine deWoody Allen, una genial
puesta en escena del laberinto psicológico humano individual y su
entorno social. Being Flynn de Paul Weitz , expone con brillantez la
realidad de los marginados en la ciudad de New York, la miseria creciente de la
urbe y las oportunidades excepcionales de salir a flote por el lado positivo, con
las admirables actuaciones de Robert De Niro y Paul Dano; La
cordillera, película argentina de gran actualidad por los entretelones y las conspiraciones políticas que expone,
dirigida por Santiago Mitre con Ricardo Darin; Un dios salvaje de Roman Polanski el célebre director caído en
desgracia por la implacable injusticia de su país de adopción. Un hombre serio, direccion de los
hermanos Cohen: estos directores han puesto un signo particular a sus
películas, concebidas con ironía y arte.
El show de Truman de Meter Weir con Jim Carrey, nos habla de un mundo
artificial manipulado por los poderes ocultos tras bastidores. The master de Paul Thomas con Philip
Seymour Hoffman y la oscura vida de las sectas; Barreras, dirigida por Denzel Washington: la sobrevivencia de los
negros en una sociedad desigual; La
llegada, película de ciencia ficción
llevada con equilibrio estético por Denis Villeneuve con Amy Adams, entre
muchas otras dignas de mención, la lista es larga, cada espectador tendrá sus
preferencias.
El
acontecimiento anual de la entrega del Oscar a las mejores películas no siempre
acierta en su elección, y muchas veces
quedan rezagadas producciones de gran nivel artístico y extraordinarias
actuaciones. Pero el cine es el espejo mágico que nos devuelve una imagen de la
humanidad hecha de sombras y luces, sus interioridades y apariencias proyectadas con diversidad artística
en la pantalla de un cine o de cualquier
aparato electrónico doméstico al alcance de casi todos.
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